Hoy es un día muy importante para todos los cristianos y un día grande para la espiritualidad y la misión Hospitalaria.
En el día del Sagrado Corazón de Jesús, la Iglesia Católica conmemora su amor fiel e incondicional por toda la humanidad, la pasada, presente y futura. En esta festividad honramos la Misericordia del corazón de Cristo, que va más allá de todos nuestros pecados.
Durante todo el mes de junio, nuestro corazón debe asemejarse al de Jesús, un corazón hospitalario que sabe acoger, escuchar y acompañar a quienes sufren, y que ofrece compasión y esperanza en todo momento.
Los primeros cristianos ya meditaban sobre el costado y el corazón abierto de nuestro Señor. Sin embargo, en 1675, Jesús se le apareció a Santa Margarita María de Alacoque. Estaba rodeado de llamas de amor, coronado de espinas y tenía una herida abierta en el Corazón, del que brotaba sangre y de su interior salía una cruz. Entonces, le dijo:
“He aquí este Corazón que tanto amó a los hombres y que no escatimó nada, llegando incluso a agotarse y consumirse a Sí mismo, para demostrarles Su amor. Y, a cambio, de la mayor parte de los hombres, no recibe más que ingratitud por el desprecio, la irreverencia, los sacrilegios y la frialdad con que Me tratan en este Sacramento del Amor. Pero lo que me duele aún más es que hasta las almas consagradas a Mí actúan de esta manera. Por tanto, les pido que el primer viernes después de la octava del Corpus Christi, se dedique como fiesta en honor de Mi Corazón, comulgando este día y reparando su honor para expiar las injurias que ha recibido durante el tiempo que ha estado expuesto en los altares. Te prometo también que mi Corazón se dilatará para derramar con abundancia su divino amor sobre los que le rindan este honor, y los que procuren que le sea tributado… Al menos, tu, ámame”.
Jesús quería incendiar el mundo entero de amor y se sirvió de una humilde religiosa para manifestarlo. Santa Margarita transmitió todo aquello que Dios le reveló en sus visiones, y enfatizaba en el amor inmenso de Jesús hacia toda la humanidad y la devoción al Sagrado Corazón como fuente de gracia y misericordia.
Esta devoción, se basaba en la adoración al Corazón de Jesús, la reparación por los pecados cometidos y la recepción de la comunión frecuente.
El Corazón de Jesús es un corazón traspasado, que también sufre y necesita ser reparado. Los cristianos estamos llamados a corresponder a ese gran amor, que entregó su vida para salvar la nuestra y se quedó en la Eucaristía para guiarnos en el camino hacia la vida eterna.
Por eso, desde Hermanas Hospitalarias, os invitamos a acercarnos a la fuente primigenia de nuestra identidad: el Corazón de Jesús. Profundicemos en esta solemnidad, desde la oración, adoración y reflexión sobre el amor de Jesús hacia cada uno de nosotros. Es una oportunidad para renovar el compromiso de amar como Él lo hizo y seguir a Jesús, buscando imitar las virtudes de su corazón compasivo y generoso. Contemplar y dejarnos contemplar desde ese Corazón que nos enseñó una nueva forma de amar implica estar dispuestos a redoblar nuestro empeño por ser “Hospitalarios”.
Aprovechemos, además, para pedirle a Jesús que, mediante nuestra entrega y cuidado, busquemos sanar no solo los cuerpos, sino también los corazones heridos de los que nos rodean.
Unámonos hoy más que nunca en el cariño fraterno y en el deseo de ser constructores de HOSPITALIDAD, siendo personas que nos comprometemos a aprender, día a día, el difícil desafío de amar.