Lo importante en todo itinerario formativo es discernir y descubrir que lo que quiere Jesús de cada joven es, ante todo, su amistad.
La formación en la vida religiosa, tiene como fin orientar y capacitar, para la entrega definitiva a Dios, a las jóvenes que se sientan llamadas a seguir a Jesucristo en la vida religiosa-hospitalaria.
Son cuatro etapas que conducen procesualmente a esta meta; aunque se da un tiempo previo, que es cuando la joven se siente interesada en conocer la Congregación y pone los medios necesarios para ello.
- Aspirantado. Se trata de una etapa de formación propia de este período que tiene como objetivo conocer la Congregación y preparar a la joven para la siguiente fase.
- Postulantado. En esta etapa se proporcionaa la joven una experiencia progresiva en la vida y misión hospitalaria que le ayude en el proceso de maduración humana y cristina, a discernir su vocación hospitalaria.
- Noviciado. Tiene como objetivo clarificar y purificar las motivaciones vocacionales, iniciarse en la práctica de los Consejos Evangélicos, crecer en la experiencia de Dios, y de esta manera prepararse para la profesión religiosa.
- Juniorado. Esta etapa tiene como finalidad lograr la madurez integral a nivel humano, cristiano y hospitalario en orden a comprometerse definitivamente con Cristo, mediante la profesión perpetua. Dura cinco años.
Cuando se finaliza esta fase termina la formación en las etapas iniciales y se pasa a lo que llamamos formación permanente porque dura toda la vida.