Nuestro carisma, la Hospitalidad
Don del espíritu a la iglesia, que configura nuestra vida y nos compromete en la práctica de la Hospitalidad.
El significado de la hospitalidad entraña importantes connotaciones: humanidad, acogida, universalidad, amor, servicio, ayuda mutua, cuidado del pobre. Inspiró el proyecto hospitalario desde el comienzo, y sigue iluminando el hacer el bien en las instituciones de la congregación.
Su fundamento nos lleva a la acción sanadora de Jesús, “Buen Samaritano de la humanidad, que pasó por la vida haciendo el bien y curando a los enfermos”. Según esta interpretación, la Hospitalidad es el carisma que define a la congregación, la característica más genuina que permite describir su identidad.
Los Fundadores de la Congregación recibieron de Dios este don y se consagraron a continuar la misión de Jesús a favor de las personas con enfermedad mental y discapacidad, con preferencia los pobres. Realizando su acción en la atención de las mujeres que, en este caso, estaban más olvidadas y abandonadas. En la actualidad, persiste la opción preferente por el mundo del dolor psíquico, aunque se desarrollan otras actividades apostólicas siempre que estén de acuerdo con el Carisma Hospitalario.
Conservar y recrear el Carisma Hospitalario exige que todos los que participamos en el proyecto cultivemos y explicitemos los valores, la cultura y los fines propios de la Congregación.
Nuestra misión continúa narrando la historia y, de forma creíble, mediante gestos hospitalarios, los paradigmas evangélicos que fundamentan nuestra hospitalidad.
Como el Samaritano, no pasamos de largo: miramos y vemos; no nos dejamos conmover y compasiva y solidariamente, actuamos. Somos Hospitalarios.