“Jesús, al ver la muchedumbre, sintió compasión […].
Y dijo a sus discípulos: Dadles vosotros de comer”
(cf. Mt14.16)
Roma, 12 de marzo de 2020
Mensaje a toda la COMUNIDAD HOSPITALARIA
Con motivo de la “pandemia” del COVID-19, declarada ayer mismo por la Organización Mundial de Salud, me acerco a todos los que formáis la Comunidad hospitalaria, enfermos, colaboradores, familiares, voluntarios, bienhechores, amigos y hermanas, con un saludo de Paz.
Conocemos, por los medios de comunicación, cómo en muchos países se están multiplicando los casos del COVID-19 y las medidas que están tomando las autoridades sanitarias, sobre todo de carácter preventivo, unas de recomendación y otras de obligado cumplimiento; ya se ha demostrado que cumpliendo con responsabilidad las medidas impuestas es posible suprimir y controlar el virus.
Todo ello nos afecta a nosotros como personas, a nuestras familias y a esta gran Familia que es la Comunidad hospitalaria, que como parte de la sociedad, está aplicando las medidas ya señaladas, además de las propias de la Institución y las indicaciones de las respectivas Conferencias Episcopales, incluso disponiendo espacios para acoger posibles casos en colaboración con los servicios públicos
Con las hermanas del Gobierno general, quiero agradecer todos los esfuerzos que, como Institución, estáis realizando en este sentido. Gracias a quienes estáis en primera línea en el cuidado de las personas enfermas y prestando atención a sus familias. Gracias a quienes os encontráis, también en primera línea, organizando tiempo, espacios y personas. Gracias a quienes no estando de forma directa en esta tarea apoyáis facilitando recursos y medios a los que se esfuerzan por erradicar directamente la enfermedad.
Al mismo tiempo, hago un llamamiento a seguir estrictamente las medidas implementadas y las orientaciones de los responsables a nivel de Provincias o de Centros.
A quienes vivís una dimensión de fe, os invito a que unamos nuestras voces en oración, pidiendo al Señor, el Jesús Samaritano que se compadece ante el dolor de la humanidad, por todos los que son víctimas de esta enfermedad y por quienes les atienden; que Él les ayude a encontrar la curación y, a todos, nos ayude a ser más solidarios unos con otros.
Recuerdo las cinco palabras que el Director de la OMS pronunciaba ayer y que son también muy útiles para inspirar nuestra acción: Prevención, preparación, salud pública, liderazgo y, por encima de todo, las personas.
Con la esperanza de que, todos juntos, conseguiremos vencer esta “pandemia”, os aseguro nuestra cercanía.
Confiando esta situación a la intercesión de nuestro Fundador, S. Benito Menni, os saludo cordialmente.
Anabela Carneiro, Superiora general