En estos días, mientras 354 mil peregrinos de todas partes del mundo participan en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Lisboa, estamos siguiendo de cerca todo lo que sucede, minuto a minuto, acompañando con nuestras oraciones a los jóvenes que comparten la alegría de la Fe en Cristo.
El miércoles 2 de agosto, en su Homilía en el Monasterio de los Jerónimos de Belém, el Papa Francisco nos dejó un mensaje profundo al recordar la escena de Jesús con los primeros discípulos, a orillas del mar de Galilea. En esta conmovedora historia, Jesús pasó junto a dos barcas en la orilla del lago, donde los pescadores lavaban sus redes (Lc 5,2). Subió a la barca de Simón y, tras dirigirse a la multitud, cambió la vida de aquellos pescadores al invitarlos a remar mar adentro y lanzar las redes.
Este relato evoca, según el Papa, la relevancia que Cristo otorga a llevar la cercanía de Dios a los lugares y situaciones donde las personas viven, luchan y esperan, incluso en medio de fracasos y frustraciones, tal como aquellos pescadores que no habían pescado nada durante la noche. A través de este pasaje del Nuevo Testamento, Jesús nos exhorta a no quedarnos en la barca y caer en las redes de la resignación y el pesimismo.
El mensaje del Papa nos inspira y nos invita a seguir narrando la misión sanadora de Jesús de Nazaret en la historia mediante gestos hospitalarios. ¡Cuán importante es llevar la cercanía de Dios a quienes sufren y se sienten solos y vulnerables!. Como bien afirmaba nuestro fundador, San Benito Menni, «lo único y esencial es amar a Jesús y al prójimo por amor suyo» (c. 166).
Desde Hermanas Hospitalarias, hacemos eco de las palabras del Papa Francisco en la JMJ y renovamos nuestro compromiso de ayudar a las personas a enfrentar su enfermedad y sufrimiento, así como encontrar sentido en el dolor. Deseamos navegar mar adentro, aventurarnos en el mar de la evangelización y la misión, recorriendo las aguas de la hospitalidad y llevando alegría y consuelo a quienes más lo necesitan. Deseamos que muchos jóvenes se sumen a nuestro barco y nos ayuden a practicar la hospitalidad cada día.
Permaneceremos atentos a todo lo que ocurra en este evento tan significativo de la Iglesia, e invitamos a toda la Familia Hospitalaria a unirse a esta gran celebración de todos los jóvenes del mundo. Pedimos para que sea Jesús quien maneje siempre nuestro timón en los mares de la hospitalidad.