¿Sabías que la vocación hospitalaria transforma vidas con cada gesto de amor? Os presentamos a Sor Isabel Cantón, hermana del centro de Londres y una de las participantes del Capítulo General 2024, que nos cuenta sobre su vocación hospitalaria.
¿Cómo empezó tu vocación hospitalaria y cuál fue tu motivación para unirte a la Congregación de Hermanas Hospitalarias?
Realmente yo de pequeña en mi pueblo no deseaba ser religiosa, y no se me había pasado por la mente. Pero un día, era domingo, hacia las once de la mañana, estábamos con mi madre, los hermanos pequeños pelando guisantes para la comida. Ella nos leyó una carta de mi hermana religiosa donde decía: ¿qué piensa Isabelina (así me llamaban en casa) hacer con su vida? No sé por qué, pero aquella frase me hizo pensar… Y de ahí ya vino todo lo demás.
El unirme a esta Congregación pienso que fue porque entonces era la única que conocía y ya había varias personas de mi pueblo, incluida mi hermana, en esta Congregación. Me alegro mucho de que fuera esta Congregación específica a la que Dios me llamó.
Después de pasar muchos años en nuestros centros en diferentes roles, ¿cómo ha influido esa experiencia en tu comprensión de la vocación hospitalaria?
Lo primero que me viene a la mente al ver esta pregunta, es la experiencia de la misericordia de Dios en mi vida y en la vida de las personas que Dios ha puesto en mi camino. La vocación hospitalaria es una gracia enorme del Señor. Él ha querido, a través de mi vida y de mis acciones, mostrar a los hermanos su profundo amor hacia ellos. Es una vocación de caridad donde el amor, la acogida, el cariño, la comprensión, la empatía, el dedicar tiempo a todos, el bien hacer, etc. Todo esto tiene una gran fuerza. Y he podido comprobar que todo esto no es fácil hacerlo en la vida diaria y con perseverancia, sino hay una amistad profunda con Jesús, una intimidad grande con El, sin dedicar mucho tiempo a la oración, a la adoración, a la alabanza. Me encanta la vocación hospitalaria. Solo puedo dar gracias a Dios por este gran Don, que, sin merecerlo, me ha querido dar. Cada día que pasa, siento más deseos de conocer más a Jesús y de amarle más.
En el contexto de la atención a personas mayores, ¿cómo ves que la vocación hospitalaria se manifiesta en tu día a día?
Se manifiesta en darme del todo a ellos. Me encanta cuando, ya desde primera hora de la mañana después de la Misa y la meditación, comienzo el trabajo diario y voy a dar de desayunar a algunas de las personas que necesitan ayuda. Trato de ejercitar la fe y soy consciente de que esa persona a la que estoy atendiendo es Jesús. Con frecuencia soy muy consciente de que lo que le hago a esa persona, a esas personas necesitadas, es a Jesús mismo a quien se lo hago porque El mismo lo dijo. “En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis” (Mt 25, 40). Esto es una verdad que no hemos de olvidar. Con frecuencia me quedo mirándole con cariño sabiendo que le miro a Jesús y El me mira en los ojos de esas personas, sus vivas imágenes. Y en ocasiones, si es el caso, les doy un beso sabiendo que es a Jesús mismo en esta persona vulnerable donde se me hace presente a quien se lo doy. Esta experiencia la estoy viviendo con más fuerza últimamente. Soy cada vez más consciente de vivir en la presencia de Dios. Es una gracia de Dios que me acompaña en la vida diaria.
¿Puedes compartir alguna experiencia específica en la que hayas sentido que tu labor ha tenido un impacto significativo en la vida de alguien a quien has atendido?
Pienso que, en mi labor diaria con los enfermos, he tenido bastante impacto en muchas personas. Creo que he hecho las cosas con mucha pasión y dedicación, Y sobre todo con mucha alegría. Me gusta el trabajo que hago. También mi vida y mi hacer hospitalario creo que ha tenido impacto con los colaboradores y con las familias de los enfermos. Esto lo pienso porque con frecuencia me dicen que mi energía, entrega y entusiasmo por la vida y por lo que hago, les ayuda.
Algunas experiencias específicas con jóvenes a quienes mi vida de entrega al Señor, mi desinterés en ayudarles y escucharlos siempre, sin juzgarles, el tiempo que les dedico, sin prisas les ha cambiado la vida.
¿Cómo dirías que la atención a personas mayores, especialmente aquellos con demencia u otras enfermedades relacionadas, refleja los valores de la vocación hospitalaria?
Los valores de la hospitalidad son obvios y se reflejan con claridad cuando vas a atender a las personas con demencia con una actitud de bondad, de cercanía. Con la alegría en el rostro. Cuando le pides a Dios en la oración que sea Él quien, a través de tus actos, refleje su amor hacia ellos. Cuando tratas de tener mucha paciencia y deseas hacerles la vida lo más feliz posible con pequeños actos. Cuando estas cercana a ellos, cuando lo que haces, lo haces bien y no de cualquier manera. Cuando te formas bien para desarrollar esta bonita labor de ayuda a los más vulnerables, con profesionalidad. Creo que el gozo y la paz que se reflejan en el rostro de la persona que se acerca a atenderles con amor y desinterés, es el mejor reflejo de los valores hospitalarios.
¿Cuáles son los desafíos más significativos que has enfrentado en tu labor y cómo has superado esos desafíos desde una perspectiva de vocación hospitalaria?
El primer desafío que me viene a la mente y con el que me he tenido que enfrentar en algunas ocasiones, es cuando llega el momento final de la vida de estas personas que atendemos y los familiares, con frecuencia, no entienden que sigamos dándoles de comer lo poco que puedan comer o de beber lo poco que puedan beber. A veces te piden que no les des de comer y beber, que las dejes morir con paz porque ya no son conscientes de nada (según su forma de pensar) y que incluso no les estás ayudando, haciendo esos pequeños y sencillos actos de humanidad. En ocasiones, cuando la persona sigue viva por algún tiempo en esa situación muy deteriorada, se la han llevado de nuestros centros y a los pocos días nos comunican que ha fallecido.
También ocurre cuando a veces ves reticencia en el personal en ayudar a estas personas que, aparentemente, no se dan cuenta de nada, a llevarlas a los actos religiosos, o hacer actividades apropiadas para ellas, etc.
Otro desafío que veo es cuando en el trabajo con ellos en la vida diaria no hacemos todo lo que podemos por mantenerlos activos, caminando si pueden caminar, motivándolas para que tomen parte en todo lo que les puede beneficiar. Yo trato de decir siempre y vivir esta máxima de que vienen a nuestros centros a vivir, no a morir y lo nuestro es que, vivan mucho o vivan poco, tengan una buena calidad de vida.
Otro desafío que veo es el encontrar personal colaborador dispuesto a tomar parte mas activa en la pastoral de la salud en el centro. Parece que el tener que cumplir con tantas leyes y normas nos roba el tiempo para la atención mas directa con el enfermo en este campo.
Para aquellos que están considerando seguir una vocación hospitalaria, ¿qué consejo les darías basándote en tu propia trayectoria y experiencias?
Por gracia de Dios, estoy en estos momentos muy envuelta con grupos de jóvenes: Living Flame Youth Group”. “Pure in Heart Youth Group”. El grupo de oración con Jóvenes en discernimiento vocacional aquí en nuestra casa. Con el grupo de Hakuna, con el grupo Emaús mujeres, Londres etc. Lo primero que les suelo decir, es que hagan oración, que conozcan a Jesús y que se enamoren de Él. Que lean la Biblia y traten de conocer más y más su mensaje. (Con ellos hacemos la Lectio Divina con frecuencia). Que le escuchen a Jesús y cultiven el deseo de hacer siempre su Voluntad en sus vidas. Que su plan se cumpla en ellos. Y si el plan de Dios es seguirle en la vida religiosa, en el sacerdocio, que no lo duden, que le sigan sin titubeos. Él les necesita. Y en seguirle, encontraran la verdadera felicidad. Les digo que es una gracia muy grande del Señor el que les llame a su seguimiento en la vida sacerdotal, en la vida consagrada. Y si es en la vida consagrada hospitalaria, maravilloso.
Si quieres ver el video clica AQUÍ