Os compartimos un fragmento del testimonio de Alejandro Florit – Director Asistencial y de Identidad de la Provincia de España que nos cuenta sobre su rol y cómo influye en su labor el carisma hospitalario.
Como director del Área Asistencial y de Identidad de la provincia de España, ¿cómo defines tu propio rol y cuál crees que es tu mayor responsabilidad en la promoción del carisma hospitalario y de la misión de hermanas hospitalarias a nivel toda España?
En este momento estoy asumiendo la dirección asistencial y la dirección de identidad y son dos direcciones, dos roles que convergen mucho, tanto porque en un lado se está promoviendo la misión, lo que hacemos, y desde el otro lado también queremos un estilo de hacer las cosas que sea diferente, que sea muy nuestro, que sea muy fiel a lo que los fundadores soñaron en su momento.
Misión e identidad van de la mano y esto es lo más importante y lo esencial que tenemos que mantener. Tenemos que mantener la posibilidad de que el sueño de nuestros fundadores, que fue atender a las personas más vulnerables, las personas que tenían problemas de salud mental, pues continúen siendo bien atendidas, poniendo en el centro a las personas y que todos nuestros profesionales trabajen junto con las hermanas para poder dar esa calidad y esa calidez en la atención a cada persona según lo necesite.
¿Cómo describirías el carisma hospitalario y cómo influye en la atención que nosotros damos a nuestros pacientes?
El carisma hospitalario tiene que ver mucho con una manera de ser y de hacer. Se puede vivir desde una espiritualidad cristiana, desde una identidad cristiana, pero también es una llamada para cualquier persona, aunque no sea creyente a sentir esa hospitalidad desde los valores. Por tanto, es algo que integra a todas las personas que tenemos una sensibilidad especial ante la vulnerabilidad del otro, del prójimo. Y esto nos cambia mucho las cabezas, porque si yo soy consciente de que la persona que tengo enfrente es frágil, y que yo también puedo ser frágil, y que lo voy a hacer y que lo he sido en algunos momentos de mi vida, todo esto me hace sentirme corresponsable con el sufrimiento y el malestar de la otra persona, y nos hace movernos y ser solidarios con el resto de la humanidad, de la sociedad.
Esto que es algo muy interno de cada persona, si lo extrapolamos también a la manera en que trabajamos en nuestros centros, nos hace tener un estilo muy humanizador de todo lo que hacemos. Muy de poner en el centro a la persona que tenemos, y no ver solamente a un enfermo, sino ver realmente a una persona que eta pasando un momento malo en su vida, que está pasando un bache, que tiene una vulnerabilidad y que nosotros queremos ayudarle desde lo que somos. Cada profesión desde lo que hace y de lo que está formado: un psiquiatra de una manera, un psicólogo de otro, un trabajador social de otra manera y una persona que está trabajando en limpieza, pues también.
Creo que nos hace un cambio de perspectiva muy grande, a las personas que trabajamos en nuestros centros porque, por ejemplo, una persona que está en limpieza, no solamente quiere limpiar bien una habitación y hacer bien su trabajo. En nuestros centros lo que queremos es atender bien a una persona que necesita que nuestra habitación esté limpia y, por tanto, creo que cambia mucho la perspectiva de los cuidados y de las relaciones entre profesionales, hermanas y personas atendidas.
¿Podrías compartir con nosotros algún proyecto solidario destacado que haya tenido un impacto significativo en la comunidad o en la calidad de vida de las personas atendidas por hermanas hospitalarias que tú conozcas o en el que has participado directamente?
Son infinitos los proyectos solidarios que estamos desarrollando a través de los centros en España. Estamos promoviendo que cada centro potencie algún proyecto en solidaridad con el entorno en donde están ubicados.
Digamos que nosotros por nuestro ADN, eso si somos sensibles a la vulnerabilidad y las necesidades de las personas, no solamente es las necesidades de las personas que tenemos dentro del centro, también percibimos que hay necesidades fuera de nuestros centros en donde estamos ubicados y, por tanto, ahí queremos ser solidarios con esa comunidad, con esa sociedad con la que estamos involucrados. Y por ahí estamos desarrollando proyectos solidarios de todo tipo, desde comedores sociales, de trabajar junto con otras entidades como Caritas, como el Banco de Alimentos, roperos solidarios, son muchísimas actividades las que estamos desarrollando. Esto a nivel más cercano de cada uno de los centros, porque también estamos potenciando mucho esta solidaridad internacional, la cooperación internacional y fundamentalmente con centros en donde las Hermanas Hospitalarias también tienen presencia.
Y así, por ejemplo, hemos trabajado en proyectos en África, en América Latina, en India, en Vietnam. Esto también nos hace sentirnos más parte de un proyecto que es muy global de la Hospitalidad, que no solamente son las personas que tenemos dentro de los centros, sino también fuera. Hay muchas necesidades y queremos abrirnos a ellas.
A través de estos proyectos, en ocasiones también terminan siendo parte de nuestros servicios y los integramos como servicios. Podemos empezar a trabajar con adolescentes con determinadas necesidades y después terminar teniendo ya una unidad de atención para estos adolescentes y poderles dar un servicio de calidad.
¿Cuáles consideras que son los principales desafíos que enfrenta el área asistencial en la actualidad y cómo estás abordando estos desafíos?
Pues retos hay muchísimos. Estamos en este momento, ahora en el siglo XXI, de una manera muy distinta y en un contexto muy distinto al que tuvieron nuestros fundadores. Pero esencialmente veo muchas semejanzas. Estamos en un entorno que es cambiante, que nos exige cada vez más, tenemos problemas para financiarnos, problemas para buscar buenos profesionales, nos faltan y junto a todo esto también tenemos unos retos importantes para adaptarnos a las nuevas realidades de las personas que atendemos, nuevos perfiles que cada vez tienen patologías más severas, más graves, que tienen un inicio más temprano, por ejemplo, vemos cada vez más adolescentes con intentos autolíticos, vemos más trastornos alimentarios de la conducta, vemos también cada vez más trastornos del espectro autista muy graves y con problemas de conducta, o ictus en personas que son adultas y que les deja marcados con un daño cerebral profundo y que su vida les cambia muchísimo, y personas en nuestros centros que también están envejeciendo porque la esperanza de vida va aumentando y también, junto a las necesidades de atención a la salud mental, pues empiezan a aparecer otras necesidades como la atención física e incluso el acompañarles al final de la vida.
Todos estos son retos que tenemos que afrontar y nos hace cada vez especializarnos más en aquellas personas que más nos necesitan, los más vulnerables, decíamos antes, queremos prepararnos para poder atender a estar personas que normalmente, en otras instituciones, no saben atenderlos, que van yendo de un sitio a otro porque en ningún sitio se adaptan o las instituciones no pueden adaptarse a ellos y al final, pues terminan viniendo a nuestros centros.
Queremos ser capaces de poderles atender con la calidad técnica que necesitan y también sin perder de vista esta identidad nuestra de esa humanización y de seguir creyendo en las posibilidades de esas personas que pueden también seguir desarrollando un proyecto vital y darles un sentido en su vida.
En esto estamos trabajando, son retos importantes, y esto nos va a llevar a transformar algunos de nuestros centros que tenemos en este momento para adaptarlos a estas realidades, pero también a la necesidad de abrir nuevos servicios y poder generar nuevas actividades que también puedan dar atención a estas nuevas necesidades.
¿Puedes proporcionar un ejemplo concreto de cómo la Hospitalidad juega un papel fundamental en el trabajo diario de tu equipo y en la atención a los pacientes?
Lo primero, si me preguntas por el equipo, lo que me encantaría sería un reconocimiento hacia las personas que trabajan aquí en hospitalidad con nosotros. De verdad creo y lo vivo así, tenemos personas que son maravillosas, personas que de verdad vibran con la hospitalidad, personas que ponen por delante a las personas atendidas, pese a las dificultades del día a día. Me parece que es excepcional y conozco otras entidades, otras empresas y creo que eso es un lujo que tenemos y que también tenemos que aprender a cuidar mucho. Creo que la hospitalidad nos lleva también a ser conscientes de la fragilidad humana y también de las profesionales que atendemos a las personas con vulnerabilidad y a todos los equipos aunque no estemos trabajando directamente con las personas atendidas. Esta fragilidad lo que nos tiene que hacer ver es que obviamente hay momentos de crisis, momentos en que no podemos seguir adelante, momentos en que hay discusiones, momentos en que hay debate, pero que ciertamente hay algo que es mucho más profundo.
Tenemos que aprender a poder escucharnos, a poder dialogar, tenemos que saber que al final a todos nos une lo mismo y que pese a distintas ideas, pese a distintas maneras de entender, todos queremos lo mejor. El tema del cuidado también a los profesionales es uno de los puntos que me parece que van a ser centrales en los próximos años y que, bueno, pues entre todos tenemos que remar para cuidarnos cada uno a nosotros mismos, para cuidar al que tenemos enfrente y así entre todos cuidarnos.