Las tres lecturas de este domingo nos presentan otra manera de situarse en la vida: desde el lugar de los débiles, de los pequeños, de lo insignificante, porque resulta que es ahí donde mejor nos podemos encontrar con el Dios de la vida. Si algo dificultó la fe en Jesús fue precisamente su procedencia humana, para unos seres que seguían buscando a Dios en lo fuerte y en lo extraordinario: “¿No es éste el hijo del carpintero…?”.
Aceptar esto nos cuesta. Pero… ¿no residen ahí precisamente todas nuestras posibilidades? Porque nosotros también sabemos de nuestra debilidad y pequeñez personal. La mayoría de nosotros somos gente sencilla, con grandezas y limitaciones. Y es ahí precisamente donde quiere estar el Dios de Jesucristo, no entre los grandes de este mundo, no en el poder y la fuerza, sino presente en nuestra debilidad, para llenarla de vida. Ésta es la Buena Noticia, rubricado por Él con una entrega total. La vida del Carpintero culminó en Resurrección.
Creer en esto, en la fuerza de lo débil, es entrar en la dinámica del Reino, es acogerlo como camino para encontrar la felicidad del ser humano.
A partir del número de “La Buena Noticia de la Semana” que os enviamos hoy iniciamos la publicación de los puntos más significativos de la Carta Apostólica “Porta Fidei” con la que Benedicto XVI nos invita a celebrar el “Año de la fe”. A lo largo de las próximas ediciones os proponemos la lectura de este documento.
Feliz Semana.