Comenzamos el año con la Solemnidad de Santa María Madre de Dios, con la que también celebramos la Jornada Mundial de la Paz. Esta fiesta tiene varias direcciones: es el comienzo del año civil (la más popular), es la octava de la Navidad, el día en que Jesús fue circuncidado y le pusieron ese nombre, la jornada de oración por la paz. Pero, sobre todo, es la solemnidad de Santa María Madre de Dios.
Aunque el protagonista de todo el tiempo de la Navidad es Cristo Jesús, el recuerdo de la Virgen en la octava de la Navidad no le quita al Hijo ninguna importancia y nos ayuda a todos a vivir mejor la Navidad.
En el inicio de un nuevo año todos deseamos también el comienzo de algo nuevo. Las lecturas que ofrece la liturgia están en consonancia con todo ello, pues todas hablan de bendición. La fórmula del libro de los Números expresa el deseo de que Dios proteja a su pueblo. En el evangelio, la bendición se hace carne con el nacimiento de Jesús. La bendición, en la segunda lectura, se muestra en el ser hijos, no esclavos, herederos de la casa de Dios.