Todos conocemos la importancia de la oración, pero las lecturas de este domingo nos lo van a recordar y resaltar.
Dios quiere que nos dirijamos a él, que le pidamos con confianza, que él, Padre bueno, siempre nos escucha y nos da lo que más nos conviene. Y para que, como hijos de Dios que somos, nos podamos dirigir al Padre, Jesús que enseñaba a los Apóstoles a orar, hoy nos enseña a nosotros cómo hemos de dirigirnos a Dios con confianza.
En la Primera Lectura, Abrahán intercede ante Dios por Sodoma y Gomorra. Y nos enseña a nosotros que, ante la insistencia de nuestra oración, Dios nos escucha.
San Pablo, en la Segunda Lectura, nos dice que por el bautismo, hemos sido incorporados a la muerte y resurrección de Jesús y se nos da una vida nueva.
En el Evangelio, Jesús nos enseña a orar al Padre y nos muestra cómo Dios, que es Padre bueno, siempre escucha nuestras peticiones, y nos da, además de lo que necesitamos, la fuerza de su Espíritu.