La Navidad es una oportunidad para renovar nuestro compromiso con los valores que dan sentido a nuestra fe: la compasión, la caridad y el perdón. Hoy os contamos una historia sobre nuestro fundador, San Benito Menni, que nos enseña cómo vivir en nuestra vida cotidiana estas virtudes cristianas.

Una mañana, San Benito Menni se encontraba en la estación a la espera del tren para Milán, cuando dos jóvenes lo insultaron de mala manera; solían ocurrir cosas de este tipo a quienes llevaban hábito religioso, debido a la oleada de anticlericalismo alentada por la masonería por medio de la prensa. El Padre Menni, lejos de responder o reaccionar de mal modo, se retiró a un rincón y se puso a orar por los que lo insultaban.

Días después, en el hospital donde trabajaba, uno de aquellos jóvenes llegó buscando ayuda. Estaba gravemente enfermo, se encontraba en la última fase de la tuberculosis. San Benito lo reconoció enseguida: era uno de los dos jóvenes que lo habían insultado. Pidió poderse ocupar de él. El pobre joven, al ver al padre, se puso pálido:

—Sé quién eres —le dijo Menni—, pero no te preocupes. Ya me he olvidado de todo.

El enfermo no solo pidió disculpas, sino que, además, pidió un confesor y recibió luego la comunión. Evidentemente, la lección había hecho efecto. Murió pocas horas después, en los brazos del Padre Menni, después de besar el crucifijo.

Este episodio no solo nos habla de la grandeza del perdón, sino también del poder transformador de la compasión. Benito Menni no sólo cuidó al joven físicamente, sino que le dio la oportunidad de reconciliarse con Dios y partir en paz.

La compasión no siempre requiere grandes actos heroicos. A veces, basta con un gesto sencillo: escuchar a quien lo necesita, ofrecer palabras de consuelo o ayudar a alguien en un momento de dificultad. Cada pequeño acto de caridad tiene el potencial de transformar corazones, incluyendo el nuestro.
En un mundo donde muchas veces la indiferencia y el egoísmo parecen prevalecer, la Navidad nos invita a detenernos, mirar a nuestro alrededor y preguntarnos: ¿Cómo puedo ser más compasivo?

En esta Navidad, sigamos el ejemplo de San Benito Menni y hagamos de la compasión, la caridad y el perdón nuestra guía con quienes nos rodean.

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