Hoy celebramos la solemnidad de San Juan de Dios, fundador de la Orden Hospitalaria. Su legado fue inspiración para San Benito Menni y es faro para todos aquellos que practican la hospitalidad cada día.
San Juan de Dios nació en Portugal en el año 1495. Criado y educado en la fe cristiana, en su adolescencia fue pastor de ganado.
El 20 de enero de 1539 se produjo un hecho trascendental en su vida al escuchar predicar a San Juan de Ávila. Sus palabras lo llevaron a experimentar una crisis de fe tan impactante que provocó un comportamiento errático lleno de gritos y caos. Este evento derivó en su internación hospitalaria, donde, considerado un “loco”, San Juan de Dios sufrió en carne propia el maltrato que se daba a los internados.
Este evento maduró su propósito y, a los pies de la Virgen, prometió entregarse a los pobres, a los enfermos y a todos los desfavorecidos del mundo. San Juan de Dios cumplió su palabra: vivió una vida de entrega completa a quienes más lo necesitaban, tratando de reconstruir sus vidas y ayudándolos a integrarse en la sociedad. Su obra fue creciendo y abrió hospitales en Granada y la Cuesta de Gomérez. Fue un innovador de la asistencia hospitalaria de su época. Varios se fueron sumando a su visión, escuchando el llamado de este Santo: “Hermanos, haceos bien a vosotros mismos”.
Juan de Dios murió en el año 1550 con gran fama de santidad. Fue beatificado el 21 de septiembre de 1630 por Urbano VIII y canonizado el 16 de octubre de 1690 por Alejandro VIII.
Desde Hermanas Hospitalarias celebramos la vida de este hombre de profunda espiritualidad, que con su propuesta movilizó a nuestro fundador San Benito Menni, quien fue un hermano de San Juan de Dios y tuvo la labor de restaurar la extinguida Orden Hospitalaria en España, Portugal y México.
Unidos en el carisma hospitalario, pedimos su intercesión para que, siguiendo su ejemplo, como San Benito Menni lo hizo, podamos acoger, atender y amar a los más vulnerables.
¡Gracias San Juan de Dios!
