Las Hermanas Hospitalarias participaron en Roma en el Jubileo de la Vida Consagrada 2025, viviendo días de oración, comunión y esperanza compartida.
Vivencias del Jubileo de la Vida Consagrada
Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús
Con gran alegría, las Hermanas Hospitalarias participaron en el Encuentro Internacional del Jubileo de la Vida Consagrada, celebrado en Roma del 8 al 15 de octubre. Reunidas hermanas de todas las circunscripciones, acompañadas por sor Idília María Carneiro, Superiora General, y sor Nicole Mayinga, consejera general responsable de formación, con la colaboración de sor Mª Concepción Ochotorena y sor Anabela Carneiro en la animación y organización.
Un encuentro para reanimar la esperanza
El encuentro comenzó el 8 de octubre, en la Casa General, con dinámicas de presentación e integración guiadas por la Hna. Anabela Carneiro. La reflexión giró en torno al tema del Jubileo y su invitación a “Reanimar la Esperanza”, inspirada en la Bula Spes non confundit, que llama a vivir la Hospitalidad desde una fe anclada en la esperanza.
Por la tarde, las Hermanas peregrinaron hacia la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro, en un recorrido de oración y comunión con toda la Iglesia. Al anochecer, participaron en la Vigilia de Oración presidida por el Cardenal Ángel Fernández Artime, SDB, Pro-Prefecto del Dicasterio para la Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.
Con el Papa León XIV: pedir, buscar y llamar
El jueves 9, la celebración eucarística en la Plaza de San Pedro, presidida por el Papa León XIV, fue uno de los momentos más significativos. En su homilía, el Papa dirigió palabras de aliento a todos los consagrados, destacando los tres verbos del Evangelio: pedir, buscar y llamar, y agradeció el servicio y testimonio de tantos religiosos en la vida de la Iglesia.
Por la tarde, en el Aula Pablo VI, tuvo lugar una reflexión sobre el discernimiento en clave sinodal, orientada por la Hna. Nathalie Becquart, subsecretaria del Sínodo de los Obispos. La jornada concluyó con los Diálogos con la Ciudad, donde las Hermanas participaron en tres encuentros simultáneos sobre temas actuales: compromiso con los últimos, cuidado de la creación y fraternidad universal.
Peregrinas de esperanza en el camino de la paz
El viernes 10 comenzó con la Eucaristía presidida por el Cardenal George Jacob Koovakad, Prefecto del Dicasterio para el Diálogo Interreligioso. Luego, el P. Giacomo Costa, SJ, invitó a las participantes a “entrar por esta puerta que es Jesús” y mantener un corazón abierto “para todos, todos, todos”.
El Papa León XIV impartió su bendición evocando el lema del Jubileo: “Peregrinos de esperanza en el camino de la paz”. En sus palabras, recordó la importancia de estar arraigados en Cristo para vivir la vocación con fecundidad. Fue un momento profundamente emotivo, en el que se sintió la comunión con toda la Iglesia.
El día concluyó con una oración por la paz en distintas iglesias de Roma, celebrada en varios idiomas, signo de unidad y esperanza compartida.
Encuentros que generan paz
El sábado 11, tras la Eucaristía presidida por el Cardenal Fernández Artime, la Hna. Teresa Maya, CCVI, Directora de Teología y Patrocinio en la Asociación Católica de Salud de Estados Unidos, ofreció una profunda reflexión sobre la paz como fruto del encuentro. Recordó que “no hay paz sin memoria” e invitó a cuestionarnos: ¿qué encuentros animan nuestro compromiso por la paz?
Por la tarde, el P. David McCallum, SJ, y su equipo del Discerning Leadership Program, dirigieron un workshop sobre mediación y gestión de conflictos, ofreciendo herramientas para el liderazgo y la vida comunitaria.
Clausura del Jubileo
La clausura del Jubileo de la Vida Consagrada se celebró en la Basílica de San Pablo Extramuros, con un tiempo de oración, escucha de la Palabra y proclamación del Credo. La reflexión estuvo a cargo de la Hna. Simona Brambilla, prefecta del Dicasterio para la Vida Consagrada.
El momento culminante fue la renovación de la consagración y el canto “La herida” del P. Cristóbal Fones, SJ, que resonó como oración común:
“Somos hijos de un Dios enamorado,
soñadores que no se desesperan…
Al final de la vida llegaremos
con la herida convertida en cicatriz.”
Con el corazón lleno de esperanza y gratitud, las Hermanas Hospitalarias emprendieron el regreso a sus comunidades, renovadas en la fe y dispuestas a servir con caridad.
Este Jubileo ha sido un tiempo de gracia, comunión y renovación, que impulsa a seguir siendo signos de esperanza y paz en el mundo.