En el Día Mundial de los Cuidados Paliativos, hacemos nuestra la profunda verdad expresada por Benedicto XVI: “La grandeza de la humanidad está determinada esencialmente por su relación con el sufrimiento y con el que sufre.”
Los cuidados paliativos son el tratamiento esencial que acompaña a una persona cuando ya no hay posibilidad de recuperación de la enfermedad. Su primer objetivo es tutelar el espacio y el tiempo de vida de la persona, garantizando la mejor terapia para ese momento de su existencia. No se trata solo de añadir días a la vida, sino de añadir calidad a la vida, para el paciente y para su familia.
Este enfoque se basa en una reflexión fundamental sobre el valor y la unicidad del ser humano, entendiendo que «Eres importante porque eres tú y eres importante hasta el final».
Nuestra vocación nos impulsa a dar una respuesta a esta relación con el dolor. Para nosotros, el cuidado del enfermo terminal es una de las mayores expresiones de nuestro carisma, manifestándose como caridad Iluminada. Entendemos que la caridad con el que sufre debe estar unida a la verdad natural y sobrenatural, elevándose por encima del mero sentimentalismo vacío de la cultura sin trascendencia. Solo con la caridad, iluminada por la luz de la razón y de la fe, es posible lograr un mundo más humano, más justo y más solidario. Es en este servicio donde se manifiesta plenamente el carisma de la Hospitalidad.
Nuestra misión es asegurar la asistencia Integral, brindando un servicio de acogida, escucha y cuidado que abarca todas las dimensiones: clínicas, emocionales, psicológicas y espirituales. Consideramos la muerte como un proceso natural y por ello, nuestra atención es global, extendiéndose a la familia para acompañar hasta el último instante. Mediante los cuidados adecuados, los pacientes y sus familias reciben alivio, arropados por el palio que simboliza nuestra Hospitalidad y el compromiso de un equipo que se enfoca en la persona, dándole la dignidad que merece en cada momento.