Este año, en el que celebramos el 25º aniversario de la canonización de San Benito Menni, Sor Émilie Baïkoula Panzou nos comparte cómo la figura de nuestro fundador ha sido para ella una fuente constante de inspiración y fortaleza en su vocación hospitalaria. «En San Benito Menni, encuentro la fuerza para avanzar en mi vocación hospitalaria,» afirma Sor Émilie. Lo describe como un hombre de gran generosidad, con una profunda capacidad para escuchar la voz de Dios y las necesidades de aquellos que sufren.

Para Sor Émilie, San Benito Menni se destacó por su “mirada de compasión,” una virtud que le permitía descubrir las necesidades de los demás incluso antes de que fueran expresadas. “La generosidad y la compasión son virtudes suyas que me apasionan profundamente,” comenta. Fue un «hombre sin fronteras» que se acercaba a las periferias para atender a los más vulnerables: víctimas de la guerra, enfermos y marginados. Durante su vida, cruzó fronteras y llevó su misión a España, Francia, Italia y América Latina, siempre en busca de aquellos que más necesitaban ayuda.

El 11 de noviembre de 1999, cuando San Benito Menni fue canonizado, Sor Émilie acababa de consagrarse al Señor en su profesión religiosa. Recuerda aquella fecha como un día de inmensa alegría: “Sentimos una alegría inmensa porque el Señor estaba cerca de nosotros, a pesar de nuestras fragilidades. Pero nuestra alegría fue aún mayor al saber que nuestro fundador era un santo.” Su canonización fue una confirmación de su entrega total a Dios y a la humanidad, y un recordatorio de que la santidad es posible para quienes mantienen la fe y la perseverancia a pesar de las dificultades.

🎥 Te invitamos a ver el video con el testimonio de Sor Émilie Baïkoula Panzou y descubrir cómo el legado de San Benito Menni sigue vivo en cada acto de hospitalidad.https://youtube.com/shorts/06M1YVygTgU

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