En Hermanas Hospitalarias trabajamos desde hace más de 140 años en la acogida, asistencia, cuidado especializado y rehabilitación de personas con enfermedades mentales, discapacidades y otras dolencias.

Hoy queremos compartirles el testimonio de Casilda García Gómez, voluntaria del Complejo Asistencial Hermanas Hospitalarias de Málaga, que nos cuenta en primera persona cómo es para ella vivir la misión de Hermanas Hospitalarias.

¿Cómo se vive la misión de Hermanas Hospitalarias en tu centro?

Mi experiencia como voluntaria me confirma que verdaderamente en las Hermanas Hospitalarias se vive el valor de la Hospitalidad como elemento clave de su identidad. En primera persona he experimentado que esta misión se vive con un gran compromiso. He podido ver esta calidad humana tanto en sus trabajadores como en otros voluntarios. La vocación de ayuda debería ser un requisito clave para las profesiones de salud y esto es algo que tienen muy en cuenta. Hacen reuniones y seminarios para difundir sus valores entre los trabajadores, personal en prácticas y voluntarios. Tratamos a los residentes como a nuestra propia familia y se crea un ambiente cálido y cercano. Realmente ellos están en su casa, se aprecia esa naturalidad.

¿En qué consiste el voluntariado? ¿Qué actividades realizas?

Comencé el voluntariado hace 4 años con un gran entusiasmo. Durante 2 años serví de apoyo a una psicóloga que realizaba un taller cognitivo en psicogeriatría todas las semanas. Actualmente, colaboro cuando realizan excursiones, salidas o actividades de ocio. La institución y los profesionales te acogen y te enseñan. Siempre tienes clara tu función como voluntario.

¿Por qué la asistencia es integral?

El objetivo es ofrecer una atención especializada e integral. Desde mi punto de vista, esta visión integrativa y multidisciplinar para garantizar una atención de calidad se percibe. El trato y el servicio son excelentes, cuentan con un personal profesional que forma equipo y se reúne diariamente para compartir sus impresiones sobre la evolución y el estado de cada paciente. Por otra parte, los voluntarios facilitamos la integración y que los residentes nunca pierdan el contacto con la sociedad. La asistencia es integral porque se atiende no sólo al residente sino a su contexto personal, ninguna necesidad se queda atrás.

¿Cuál ha sido tu experiencia más gratificante como voluntario en el centro hasta ahora?

Sin duda esta es la pregunta más difícil, la gratificación es indescriptible y la he sentido desde el primer día. Si tuviera que destacar alguna experiencia sería el día de la Hospitalidad. Este día se hace una gran fiesta en el centro, vienen las familias de los residentes, hay una banda de música, los voluntarios hacemos comida para todos, se baila, se charla y se comparte una gran alegría.

Otra de mis mejores experiencias ha sido el día de Reyes, los voluntarios nos vestimos de Reyes y Reinas Magas y repartimos regalos a los usuarios con los trabajadores, es un día precioso y se vive con muchísima ilusión. El voluntariado con Hermanas Hospitalarias es una experiencia que recomendaría vivir a todos. Siempre sales del centro con una sonrisa.

¡Gracias Casilda por tu testimonio inspirador!

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