San Benito Menni hombre apasionado por Dios y por la humanidad que entregó su vida entera en la práctica de la Hospitalidad. Dedicó toda su vida a hacer realidad el mensaje del Buen Samaritano.
“Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y le asaltaron unos bandidos. (…) un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión, y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino, y montándolo sobre su cabalgadura, lo llevó a una posada y cuidó de él.”
Ante el sufrimiento y vulnerabilidad, Benito Menni no pasó de largo, se implicó en la promoción de la salud integral, especialmente de la persona con enfermedad mental, haciendo crecer la hospitalidad.
Nace en Milán (Italia) el 11 de marzo de 1841, del matrimonio formado por Luis Menni y Luisa Figini siendo el quinto de 15 hermanos.
El ejemplo de los Hermanos de San Juan de Dios atendiendo a los soldados heridos que llegaban a la estación de Milán procedentes de Magenta, servicio que el mismo Menni practicó como voluntario, marca su decisión de hacerse hermano de San Juan de Dios.
En 1860 ingresó en la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios cambiando el nombre de Ángel Hércules, por el de Benito. Cursó los estudios filosóficos y teológicos, primero en el Seminario de Lodi, y después en el Colegio Romano (Pontificia Universidad Gregoriana de Roma). Fue ordenado sacerdote en 1866.
Pío IX le encomendó la compleja misión de restaurar en España la extinguida Orden Hospitalaria, tarea que inició en 1867.
A la restauración de la orden en España siguió también, a finales del siglo XIX, la restauración de la misma orden en Portugal; y, a principios del siglo XX, en México. El 31 de mayo de 1881 fundó la Congregación de Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús.
Muere en Dinán (Francia) en el año 1914 y sus restos descansan en nuestra “Casa Madre”, ubicada en Ciempozuelos (Madrid, España).
Fue un hombre de caridad inagotable y de excepcionales dotes de liderazgo. Siempre con una mirada integral hacia la persona, con generosidad creativa, buscando el bien de la persona vulnerable.
El 23 de junio de 1985 fue declarado beato por el Papa Juan Pablo II, y el 21 de noviembre de 1999 lo canonizó.
Su santidad es faro para todos los que vivimos la hospitalidad.
Mujeres valientes que sintieron la llamada de Dios a entregar su vida a las personas pobres y enfermas.
Ambas nacidas en Granada, amigas inseparables y unidas en la búsqueda de Dios, se dejan acompañar por la guía espiritual de Benito Menni. Tras muchas peripecias, en el verano de 1880, llega la respuesta a sus oraciones. Benito Menni desde Ciempozuelos (Madrid, España) les hizo la siguiente invitación: “Podéis venir, si queréis”.
Y la aventura Hospitalaria con rostro femenino dio comienzo…
Se instalaron en Ciempozuelos y pronto tuvieron el lema que sintetizaba su camino espiritual: rogar, trabajar, padecer, sufrir, amar a Dios y callar.
El 31 de mayo de 1881 toman el hábito y así dieron comienzo a la congregación de las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús.
El 30 de octubre de 1883 María Josefa Recio moría, víctima de la caridad hospitalaria dejándonos un legado espiritual que sigue siendo inspiración de nuestro carisma. De su testamento espiritual:
“Hermanas mías, yo deseo y pido a Dios que en esta santa comunidad reine siempre la caridad…. Tened con las enfermas mucha caridad, sirviéndolas con amor, considerando que representan a Nuestro Señor Jesucristo”
María Angustias, dejará su testimonio escrito en la Relación sobre los orígenes de la Congregación, un legado histórico y teológico de los inicios en la Vida y Misión de las Hermanas Hospitalarias.
Ellas, con las primeras ocho hermanas, ofrecen el rostro femenino de la Hospitalidad: personas comprometidas desde la fe, en la liberación misericordiosa de las mujeres.
Forman con Benito Menni el grupo fundador que se entrega a dar respuesta a un sector de la sociedad que estaba desatendido: las mujeres con enfermedad mental.
Dos mujeres que conformaron la vida hospitalaria, caridad y oración, servicio y unión de corazones.
María Josefa Recio nació en Granada, España, el 19 de marzo de 1846. Su infancia estuvo profundamente influenciada por los valores cristianos y una educación familiar centrada en la solidaridad. Contrajo matrimonio joven, pero enviudó a los 33 años, momento que marcaría el inicio de un nuevo camino.
En 1871 comenzó una profunda amistad humana y espiritual con María Angustias Giménez Vera. Juntas, y siguiendo el llamado del Padre Benito Menni, dejaron su ciudad natal y llegaron a Ciempozuelos (Madrid) el 21 de junio de 1880. Allí, el 31 de mayo de 1881, se fundó la Congregación de las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús.
María Josefa fue la primera Superiora General de la Congregación. Su vida fue breve pero profundamente significativa: falleció el 30 de octubre de 1883, a causa de las heridas recibidas en un acto de heroica caridad, mientras cuidaba a una mujer con enfermedad mental.
Su legado perdura en el espíritu hospitalario de la Congregación y en su Testamento espiritual, que recoge su fe, humildad y entrega incondicional.
El 10 de mayo de 2012, el Papa Benedicto XVI firmó el decreto que reconoce sus virtudes vividas en grado heroico, declarándola oficialmente Venerable.
Padre de bondad y misericordia, gracias por haber llamado a Sor Maria do Monte al servicio generoso de los enfermos y a la reparación del Corazón de tu amado Hijo, herido por los pecados de la humanidad. Concédeme, por intercesión de tu Sierva, la gracia que te pido, si es para tu mayor gloria.
Por nuestro Señor.
Amén.
La hermana Venerable Maria do Monte nació en Madeira, el 10 de abril de 1897, en la localidad de Ladeira y fue la antepenúltima de diez hermanos. A los 17 años, quedó huérfana y tuvo que asumir la responsabilidad de cuidar de la casa y de todos ellos. Expresó su deseo de hacerse religiosa, pero se encontró con la oposición de su familia, que necesitaba sus cuidados.
Tras 10 años de espera, y cuando ya tenía 29, salió de Funchal en barco, en compañía de Sor Verónica de Jesús Marturet, Superiora General de la Congregación, para entrar en la Congregación de las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús.
El día de su profesión religiosa, el sentido de su vida fue anunciado por Jesús con el símbolo del anillo: «Justo en el momento en que el sacerdote me colocaba la corona de flores sobre la cabeza, nuestro Señor se me presenta sonriendo con un anillo de oro en una bandeja. Se aproxima, me coge de la mano, me coloca el anillo en el dedo y me dice: “Recibe, amada esposa mía, este anillo, signo de nuestros desposorios. Tú serás esposa de mi corazón. […] Este anillo permanecerá para siempre en tu dedo, aunque invisible” Man. I, p. 3.
La religiosa dedicó buena parte de su vida a servir a los enfermos y más vulnerables en la Casa de Salud Cámara Pestana y al Centro de Rehabilitación Psicopedagógica Sagrada Familia en Madeira. Quienes la conocieron, la describían como especial, siempre de buen humor y disponible a escuchar, amable, sencilla, humilde y entregada a todos.
Murió a los 66 años, el 18 de diciembre de 1963. Su causa de beatificación y canonización fue abierta el 4 de marzo de 2007. El 23 de marzo de 2023 se aprobó el decreto que reconoce sus «virtudes heroicas» y fue declarada venerable por el Papa Francisco.
Padre de bondad y misericordia, gracias por haber llamado a Sor
Maria do Monte al servicio generoso de los enfermos y a la reparación del Corazón de tu amado Hijo, herido por los pecados de la humanidad.
Concédeme, por intercesión de tu Sierva, la gracia que te pido, si es para tu mayor gloria.
Por nuestro Señor.
Amén.