¿Sabías que la hospitalidad no solo transforma la vida de quienes la reciben, sino también de quienes la practican?
Os compartimos parte del testimonio de Lamboni Dambé Emmanuel, sociólogo en el centro de salud mental María Josefa Recio, dirigido por las Hermanas Hospitalarias, y encargado de las actividades de atención psicosocial.
¿Qué le impulsó a unirse a las Hermanas Hospitalarias y cómo ha evolucionado su vocación a lo largo de los años?
El compromiso humanitario, la dedicación de las Hermanas a los más vulnerables, incluidos los enfermos mentales, los discapacitados y otros grupos necesitados, me dio el deseo de contribuir a esta misión humanitaria.
Los valores de hospitalidad, estando atento a las necesidades y emergencias que surgen, me inspiraron y quise vivirlos y encarnarlos en mi trabajo.
Trabajar con las Hermanas Hospitalarias, en un entorno centrado en el cuidado y la asistencia, ha profundizado mi comprensión de la dinámica social y el impacto de las enfermedades mentales en las personas y la sociedad. Además, esta experiencia con Elles ha reforzado mi compromiso con las causas sociales y humanitarias.
¿Cómo definiría la hospitalidad desde su punto de vista y experiencia personal?
La hospitalidad desde mi punto de vista y mi experiencia personal se define en el sentido cultural como una vida de fraternidad sin límites, aceptar a un extraño como miembro de la familia, hacer el bien a alguien que no conoces, es una bendición. Consiste en acoger y aceptar a una persona sin distinción, sin discriminación y sin estigmatización.
¿Podría compartir alguna experiencia o anécdota que represente el espíritu de hospitalidad en su trabajo diario?
Durante nuestras visitas al campo de oración, vimos a una señora que llevaba en brazos a un niño menor de 2 años, encadenado, medio desnudo, parloteando para sí misma y regañando. Me acerqué a la mujer, la saludé y le tendí la mano; parecía atónita y aceptó la mano tendida. Se quedó en el suelo y empezó a responder a todas nuestras preguntas. Al final, le explicamos quiénes éramos y cuál era nuestra misión. La señora se limitó a decir que quería que me llevara a su casa. “Ya me siento aliviada de que la gente me hable.” El resto de la historia es que a esta señora le va bien, vuelve a vivir con su marido y tiene un hijo más. Prepara la bebida local «tchapka» en su pueblo y todo el mundo acude feliz a beberla.
¿Cómo ha visto que la hospitalidad influye en la vida de las personas a las que sirve?
Todos podemos ver en la anécdota que acabo de contar que al tender la mano, dar una cálida bienvenida, mostrar amabilidad y preocuparse por la joven, y al escucharla, ella ha redescubierto el entusiasmo por la vida, el deseo de ser atendida y el interés por trabajar en su propio desarrollo.
Así pues, la hospitalidad desempeña un papel crucial en el bienestar de los pacientes e influye positivamente en su experiencia asistencial y su recuperación a través de
La mejora de la experiencia del paciente, el apoyo emocional y la reintegración social. En resumen, la hospitalidad es fundamental porque ayuda a crear un entorno terapéutico en el que los pacientes se sienten valorados y respetados, lo que influye enormemente en su trayectoria asistencial y de recuperación. Por lo tanto, es importante cultivar una cultura de la hospitalidad en nuestros centros de salud mental para fomentar una experiencia positiva para todos aquellos a los que acogemos y cuidamos.
¿Puede hablarnos de un proyecto o iniciativa reciente que encarne los valores de hospitalidad de la institución, y qué papel desempeña usted en él?
Los pacientes mentales en campos de oración: Realizamos una campaña de sensibilización dos veces al mes. Mi papel consiste en llevar a cabo una encuesta social para identificar a los pacientes, enumerar sus necesidades, recoger su historial de los responsables del campamento, identificar a las familias de los pacientes encadenados, recoger el historial del paciente de las familias, ofrecer atención médica, psicológica y social y reintegrarlo en la familia y la comunidad. Una vez superada con éxito esta etapa, me encargo del seguimiento en la comunidad mediante visitas a domicilio.
Pacientes errantes: De momento, salimos una vez al mes para ofrecer hospitalidad y atención a los pacientes errantes. Y mi papel consiste en identificar a los pacientes y sus zonas de deambulación, evaluar sus necesidades directas y hacer un seguimiento después de que hayan sido atendidos, lo que me da una idea de lo que ocurrirá con el paciente errante después de nuestras visitas y me permite encontrar a la familia para su reintegración.
¿Cuáles han sido los mayores retos a los que se ha enfrentado en su trabajo como acogedora, y los logros más significativos?
Nuestros logros en los últimos años han sido muy alentadores en lo que respecta al proyecto para enfermos en campamentos de oración. Hemos proporcionado un total de 3.511 consultas y cuidados, hemos liberado y reintegrado a más de 700 personas en las comunidades, incluidas 500 familias. Sin embargo, a pesar de nuestros esfuerzos, sigue habiendo muchos pacientes encadenados, y muchos de los que han sido liberados aún no se han reintegrado por falta de recursos económicos. Además, la fuerza de las interpretaciones culturales, los tabúes, las prohibiciones y las creencias sigue siendo un obstáculo para la reintegración de algunos pacientes en sus comunidades, lo que dificulta su resocialización y puede provocar recaídas. El otro gran reto que no olvidaremos mencionar es trabajar para reducir las recaídas y la estigmatización de los enfermos mentales.
¿Qué mensaje le gustaría transmitir a quienes escuchen esta entrevista sobre la importancia de la hospitalidad en el mundo actual?
A todos los que nos están leyendo o escuchando en este momento: me gustaría que esta historia fuera para ustedes un testimonio vivo de lo que la hospitalidad puede hacer para cambiar la vida de las personas en general y, en particular, de las personas que padecen enfermedades mentales, excluidas en el mundo actual. Nuestro deseo es que este testimonio despierte en nosotros un espíritu de escucha y de aceptación del otro, y que nos impulse el deseo de que todos respeten la dignidad humana.