Buenos días.
Comenzamos una serie de domingos que van a estar marcados por el discurso del Pan de Vida, precisamente cuando la mayoría de nosotros estamos o vamos a comenzar nuestros períodos de descanso, tal vez, para disfrutar de la vida.
La riqueza y la fuerza simbólica de las lecturas de este domingo nos pone difícil decidir por dónde empezar. Un relato que aparece en los cuatro evangelios, en un total de seis ocasiones. Plagado de ricos detalles. Un milagro, que como hemos visto, no es exclusivo de Jesús, ya los libros históricos deuteronomistas recogen un hecho similar a manos del profeta Eliseo. La actividad profética de Eliseo tuvo lugar en el Reino del Norte. Eliseo es un profeta taumaturgo, a través de sus milagros intentó conducir al pueblo a Dios. En la liturgia se nos presenta la multiplicación de los panes. Aunque parece que no van a alcanzar para tanta gente, al repartirlos alcanza y sobra. La fuerza de este pan es más de orden espiritual: basta un poco de pan compartido con gusto y con alegría, para sentir su fuerza y su energía. Todos sabemos que, en realidad, el milagro lo obra Dios, que ambos actúan movidos por la compasión. Porque, como veremos en la carta de Pablo, todos formamos parte del mismo cuerpo.
¡FELIZ SEMANA!
“CON MÚSICA SABE MEJOR…”