El 30 de octubre celebramos el 132 aniversario «del paso a la vida» de una de las hermanas Fundadoras de la Congregación, que murió víctima de una heroica caridad hacia los enfermos.
Mª Josefa Recio murió víctima de una heroica caridad hacia los enfermos y dejó un ejemplo del amor que tenía hacia los pobres. Su vida y muerte “son testigos de que el Cristo compasivo y misericordioso del Evangelio permanece vivo entre los hombres, lo expresa en amor personal y fraterno, sincero y gratuito a las Hermanas de la propia comunidad. En su actitud de bondad y ternura y en un servicio paciente, continuo, abnegado y alegre a los enfermo, vivas imágenes de Jesús«.
La razón esencial por la que es considerada Fundadora; por el P. Menni, por Mª Angustias, por las primeras Hermanas y en toda la tradición, nos lo dice la misma Mª Angustias al relatar su muerte: “me parece que hizo como una recopilación de las esenciales virtudes de una verdadera religiosa e hija de Nuestra Señora». El Fundamento de su ser Fundadora lo coloca en la integración y expresión de la vida en Cristo, propia de la Hospitalaria, en grado eminente, hasta dar la vida. “Sus cimientos fueron firmes y sólidos«.
El Testamento de Mª Josefa Recio es el compendio más elevado de esta dimensión a la que ellas dieron una gran densidad.” Hermanas mías, yo deseo y pido a Dios, que en esta santa comunidad reine siempre la caridad. Querría que donde estuviesen reunidas dos o tres hijas de Nuestra Señora que pareciese haber un coro de ángeles, por lo mucho que se amasen entre sí. Hermanas mías, pidamos al Señor que continúe esto como hasta ahora, que por divina misericordia hay una gran paz y unión de corazones. Yo deseo que nunca haya entre las Hermanas la menor desunión, sino que todas cedan y se sacrifiquen por evitar la menor discordia«.
Carta de sor Anabela Carneiro, Superiora general
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