Buenos días.
Este domingo, trigésimo domingo del Tiempo Ordinario, los textos sagrados nos hablan de la oración, y coinciden en que el Señor no hace oídos sordos a la súplica de los humildes. Así, según la primera lectura, Dios atiende los gritos del pobre, del oprimido, del huérfano o de la viuda. Igual leemos en el salmo. San Pablo da gloria a Dios que siempre le ha escuchado y de quien espera su corona. Y en el evangelio, Jesús confirma la predilección de Dios por la oración de los humildes, de la que nos hablaba ya el Eclesiástico en la primera lectura.
Es una invitación a profundizar en nuestra vida de oración, no lo olvidemos… alimentemos nuestra vida cristiana con la Palabra de Dios, con la Eucaristía y con momentos íntimos de oración.
¡Feliz Semana!