Hoy, 10 de octubre, celebramos el Día Mundial de la Salud Mental. En esta fecha tan significativa, compartimos las palabras de nuestra Superiora General, Sor Idilia María Carneiro, quien nos invita a reflexionar sobre la importancia de cuidar la salud mental y a vivir el lema de este año: “Hospitalidad: camino de esperanza, al servicio de la Salud Mental”.
La reflexión sobre la salud mental en el contexto actual es un imperativo y un compromiso, que debe ir más allá de las cuestiones económicas, políticas, culturales o incluso ideológicas. Es una realidad compleja, conocida y desconocida, tantas veces no reconocida, en la que influyen factores individuales, familiares, ambientales, culturales, económicos, políticos y estructurales.
Somos seres interconectados y entendemos nuestra existencia como una red interconectada por fibras muy frágiles, fronteras muy tenues, expuestas a circunstancias adversas que abren el camino a la aparición de problemas de salud mental mayores y específicos. Recordamos la violencia y la guerra, la migración y la pobreza, la violación de derechos; la falta de respeto a la dignidad humana, de los pueblos y las naciones, las desigualdades y los desequilibrios sociales y económicos.
Al estar todo conectado afecta a nuestro equilibrio existencial. Hay factores que lo facilitan y lo protegen y, otros, desencadenantes de riesgos e rupturas. A diario estamos expuestos a estos factores que ponen a prueba nuestra resiliencia.
La salud mental va más allá del ámbito individual o familiar, y se ha convertido los últimos años en parte integrante de la atención de las personas a nivel empresarial, cultural, económico, ético… llena discursos. Parece querer marcar prioridades políticas y programas nacionales e internacionales.
Hoy somos más conscientes de nuestra fragilidad y vulnerabilidad. Nos preocupa no solo el problema de salud mental, que engloba a las personas con trastornos mentales o discapacidades, sino que somos más sensibles a ese equilibrio y bienestar mental que permite a las personas afrontar los momentos estresantes de la vida, desarrollar todas sus habilidades, aprender y trabajar adecuadamente e integrarse en su contexto.
La salud mental es un componente esencial de la salud y más que la ausencia de trastornos mentales. Es más que un derecho y ¡concierne a todos! Tiene un valor intrínseco y fundamental, y forma parte de nuestro bienestar general. Es una exigencia cuidarla.
El 10 de octubre celebraremos el Día Mundial de la Salud Mental, con el lema “Salud mental para todos: accesible e inclusiva“, lo que refuerza la urgencia del acceso universal.
Cierto que se han tomado muchas medidas, sin embargo millones de personas aún carecen de acceso a la atención médica. Las personas con problemas de salud mental sufren estigmatización, discriminación y violaciones de derechos humanos.
Para las Hermanas Hospitalarias, la salud mental y el cuidado de quienes padecen sufrimiento psíquico y discapacidad psicosocial son el ámbito preferido de nuestra misión en la Iglesia para el mundo. Nuestro modelo hospitalario une ciencia y humanidad, técnica y espiritualidad, desde la concepción cristiana de la persona. Estas son las coordenadas de nuestra acción, y definen el significado universal de la Hospitalidad, que acoge a todos.
Para la Comunidad Hospitalaria, el conocimiento científico se complementa con la compasión rehabilitadora, la cercanía dignificante y el consuelo curativo. Nuestra presencia a nivel global, en realidades y contextos tan diversos, le da un color desafiante al proceso de cuidado y representa un compromiso con la justicia social para quienes hoy siguen siendo los más pobres entre los pobres.
Queremos que nuestra misión como Hermanas Hospitalarias sea una red compasiva de alcance global, en contextos cada vez más vulnerables, con graves crisis humanitarias y sucesivos brotes de enfermedad. Nuestro compromiso es ser un espacio sano y dignificador para los más frágiles y las personas con trastornos mentales y discapacidades psicosociales, en una sociedad que sufre de falta de sentido existencial, debilitamiento de los valores estructurantes del verdadero sentido de familia y fraternidad universal, que busca una atención integral que restaure el sentido de SER PERSONA.
Celebramos este Día Mundial de la Salud Mental en el Año Jubilar de la Esperanza. Una dimensión fundamental en la vida y tiene en sí misma una fuerza terapéutica que genera sentido.
Sor Idilia Maria Carneiro