“Pidamos a la Virgen Sanísima que nos haga a todos el milagro de hacernos unos santos” (B. Menni)
Un día como hoy, el 21 de noviembre de 1999, en la Ciudad del Vaticano de Roma, Juan Pablo II proclamaba santo a Benito Menni. De ahí que la celebración de la canonización no es sólo un hecho puntual sino que ha pasado a ser una referencia para toda la familia hospitalaria y para todos los tiempos.
La santidad no es otra cosa que reconocer la pasión que movió a un hombre singular a vivir de manera enamorada la vida y situarse en ella con sus dones y talentos al servicio de los demás. Benito Menni lo hizo desde un amor apasionado a Dios y a los hombres y mujeres, desde una fe comprometida y solidaria con su tiempo. Su vida nos recuerda que estamos llamados a grandes cosas por medio de los pequeños detalles de cada día. En su vida hay semillas de una cultura distinta, que deja los discursos, ama la realidad y se compromete con ella, preferentemente con los más débiles de la sociedad.