Como cada año, en Ciempozuelos encontramos un grupo de mujeres jóvenes dispuestas a entregar su vida a Dios y a los enfermos y necesitados en la Congregación de Hermanas Hospitalarias: ¡Hacen su profesión perpetua! Aunque provienen de países muy distintos, vemos en ellas una misma mirada llena de alegría e ilusión ante esta nueva etapa de sus vidas hospitalarias.
Nos hemos acercado al “primer hogar hospitalario” para conocer a las josefinas, como tradicionalmente se les denomina en la Congregación, y que nos relatasen sus experiencias, ilusiones y deseos de futuro.
Les preguntamos cómo surgió en ellas la vocación religiosa y sus diferentes reacciones, a lo que Ligia de Sousa nos comenta: “Desde pequeña mi relación con Jesús me fortalecía interiormente. Sabía, sin saber bien cómo, que algún día “acabaríamos juntos”. Maria Nguyen Phuong siente la llamada de Dios desde el contacto de los pobres. Mª Isabel Santamaría nos relata que fue a partir de una experiencia de verano, que siguió con un voluntariado durante años la que fue, poco a poco, “enganchándola”. Reconoce en estas experiencias el amor de Dios hacia ella y cómo se le ofrecía en esa realidad, sorprendente y nueva, llenando su vida de confianza, agradecimiento, fortaleza y amor. Parecía casi una “locura” y lo era para ella, ante la sorpresa de un Dios que irrumpe en la vida y lo hace todo nuevo.
Después de responder a este interrogante, la siguiente pregunta que nos asalta es cómo conocen a nuestra Congregación y por qué resulta ser la elegida. La hermana Charlotte Nzinunu nos cuenta que conoció a las Hermanas Hospitalarias, no presentes en su provincia, por un librito informativo que tenía una amiga suya cuyo título era “AMAR, SERVIR, TRABAJAR”. Le impactó este lema y la misión que llevaban a cabo las hermanas. Al conocerlas, le sorprendió su hospitalidad y acogida desde el primer día que llamó a la puerta de la Comunidad de Kinshasa. Jemarine Agagon se emociona al recordar cómo las hermanas les abren las puertas no sólo de la Congregación sino, también, la de sus corazones, dándole la bienvenida y apoyo.
Sabemos que, aunque ahora estas hermanas vayan a dar su SÍ definitivo, llevan tiempo en la Congregación del cual Geovanna Maribel nos resalta su experiencia con los enfermos: “El compartir mi vida con los enfermos también ha sido muy significativo dentro de mi proceso como religiosa. Ya que, en vez de yo darles, ellos me han dado mucho, desde su forma de ser de darse sin condicionamientos y que, a pesar de su limitación mental y/o física, ellos viven agradecidos y alegres; por eso, suelo decir que ellos son los que me enseñan a ser agradecida en la vida”.
Ahora, que se encuentran en un momento decisivo de sus vidas, la profesión perpetua, queremos saber qué significa para ellas este momento tan importante. Beatrice Banassim nos dice: “Vivo este momento con confianza y apertura a la gracia de Dios, entregando totalmente mi vida al Señor quien me ama y me ha llamado sabiendo que es un camino de crecimiento para toda la vida”. Para Eupharsie Mbewa la profesión perpetua significa “un compromiso libre, una entrega total a Dios de un modo definitivo en la Iglesia y por la Iglesia”.
A continuación, entablamos larga conversación con ellas sobre la interculturalidad y desafíos de la Congregación y qué pueden aportar ellas. Fernanda Mª Caetano nos aporta: “La Congregación inicialmente daba grandes pasos por Europa, pero que actualmente crece más por Asia, África y América Latina. Confirmo que esta interculturalidad es una riqueza que nos ayuda a alargar horizontes de cómo vivimos la misión hospitalaria según el contexto social y religioso del lugar, siempre intentando encontrar las necesidades patentes, pero no olvidando el matiz carismático. Es importante no cerrarnos a la acción del Espíritu Santo y percibimos donde esta interculturalidad nos puede llevar”.
La hermana Winnie Guyao ve que los desafíos que tiene la Congregación en su país, Filipinas, es el compromiso a favor de una mejor atención a los enfermos mentales, desde una asistencia más humana y cualificada.
Espérance Sona, enamorada de la Congregación y su misión, nos dice que se deja enseñar y se enriquece en la clave de la misión compartida, consciente de que las demás hermanas cuentan con ella y su colaboración, dando lo mejor de sí misma en el servicio de los que sufren.
Les pedimos su mensaje de estímulo y apoyo tanto para jóvenes como para novicias y postulantes. La hermana Ilona Kowalska aconseja a los jóvenes lo siguiente: “Que se paren a escuchar un poco lo que les dice el corazón. Sé que no es fácil en medio de tanto ruido pero hay que hacerlo porque tiene muchas cosas preciosas dentro y, a veces, por “tonterías” se puede perder tanto… Hay un amor más grande que les espera, que ha soñado un proyecto de felicidad para ellos. Hay que abrirse, escuchar en lo más profundo porque Dios no quiere engañar a nadie, pero sí ayudarnos a encontrar el sentido en nuestras vidas. ¿Y si de Él hemos salido, si somos criaturas de sus manos, como no va a querer lo mejor para nosotros?”
El mensaje que deja Letty Buteling a las novicias y postulantes es el siguiente: “Mantened vuestros corazones abiertos y sentid siempre que sois amadas por Él que dulcemente os llama por vuestro nombre. “Ama tu sagrada vocación de caridad”. La Iglesia os está esperando”.
Las josefinas de 2012
Prov. de Madrid
Mª Isabel Santamaría
Prov. de Palencia
Ilona Kowalska
Prov. de Portugal
Fernanda Mª Caetano
Ligia Maria de Sousa
Prov. de Francia
Charlotte Nzinunu
Espérance Sona
Euphrasie Mbewa
Beatrice Banassim
Prov. de Colombia
Geovanna Maribel
Delegación de Filipinas
Winnie Guyao
Letty Buteling
Josielyn Pud-ac
Jemarine Agagon
Delegación de Vietnam
Teresa Bui T. Chien
Maria Trinh T.T. Hien
Maria Nguyen Phuong
Para ver más imágenes: Galería «Josefinas»