¿Sabías que según nuestras Constituciones las Hermanas Hospitalarias están llamadas a ser evangelio sanador y liberador? Ana María Domene te cuenta su testimonio en primera persona.
Mi nombre es Ana María Domene, Hermana Hospitalaria de la comunidad de Betanzos (Galicia), de la Provincia de España de Hermanas Hospitalarias. Actualmente realizo mi misión junto a personas con diversidad funcional, en el centro que tenemos ubicado en esta ciudad gallega.
Riqueza carismática
Como Hermana Hospitalaria, la oportunidad de trabajar sobre la revisión de las Constituciones está siendo un tiempo de gracia. He podido profundizar en nuestra riqueza carismática, a la luz del patrimonio espiritual y del Magisterio de la Iglesia; redescubrir la acción del Espíritu como motor que nos configura, transforma, impulsa y compromete, potenciando la oración comunitaria, que nos ayuda al discernimiento, para que este camino sea lo más acertado y cercano al querer de Dios. Ha sido sumergirme en la profundidad de la espiritualidad, redescubrir sus raíces, enraizadas en el misterio Trinitario, revelando la participación de las Tres personas en su crecimiento; en Ellas debemos confiarnos y abandonarnos, para que este proceso llegue a ser aquello que ha de ser.
Todas y cada una de las fichas de trabajo han sido un regalo. Personalmente, me han llevado a mirarme hacia adentro y confirmarme que todo es don y gracia. Lo espero todo de este proceso, quiero que nos abra a reconocer el paso de Dios en nuestra historia congregacional, en nuestro presente y futuro. Respondemos a una vocación desde una misión. La Iglesia espera que, como consagradas, seamos “memoria viva”, con nuestra propia vida y con los gestos de Jesús Buen Samaritano. Sin olvidar el matiz que tanto nos inculcaron nuestras Fundadoras con su ejemplo: “ser como madres”.