Mi nombre es Sindhu Nesamma, Hermana Hospitalaria de la Delegación de Filipinas, concretamente pertenezco a la Comunidad de Shillong (India). Voy a contaros sobre la Revisión de Constituciones.
Revisión de Constituciones en relación con la interculturalidad
La cultura se refiere al conjunto de bienes materiales y espirituales de un grupo social transmitido de generación en generación a fin de orientar las prácticas individuales y colectivas. Incluye lengua, procesos, modos de vida, costumbres, tradiciones, hábitos, así que, en este sentido, la interculturalidad es la combinación armoniosa de diferentes culturas.
En un sentido muy amplio, la interculturalidad es el conjunto de relaciones e interacciones, que ocurren intencionalmente entre culturas diferentes, para promover el diálogo, el respeto mutuo y la conciencia de preservar la identidad cultural de cada individuo y de cada pueblo.
Hoy, el término “interculturalidad” en nuestra Congregación, es mucho más familiar que hace unos años. En los dos últimos Capítulos generales se puso de relieve esté desafío. En el XX Capítulo decimos que “La realidad universal de la Congregación nos desafía a formar comunidades interculturales” (n. 10) y en el XXI Capítulo general se enfatizó que “La Congregación se está volviendo cada vez más plural, enriqueciéndose y alcanzando la universalidad y la diversidad de culturas; donde el carisma revela sus diferentes rostros y matices. Esto nos arroja dos grandes desafíos, tales como la necesidad de apreciar el valor de la enculturación y mejorar la interculturalidad”.
Este planteamiento supone un gran reto para nosotras, Hermanas Hospitalarias, como consecuencia de la expansión de la Congregación por diferentes culturas. Cada civilización es parte integrante de la existencia humana y, por lo tanto, es parte integrante de la vida de la Congregación. Esto nos recuerda que hay nuevos horizontes por descubrir; cada una de nosotras está llamada a fomentar una apertura genuina a todos aquellos que son de otra cultura; respetarlos a ellos y a su cultura, aceptarlos sin prejuicios y mostrar una verdadera acogida de sus dife
Hermana Hospitalaria de la Delegación de Filipinas
rencias para el crecimiento y enriquecimiento de la vida personal y comunitaria.
El don de nuestra vocación hospitalaria nos exige, a todos los niveles, conocer la historia y la espiritualidad de la Congregación, fortalecer los lazos de fraternidad, experimentar la comunión en la diversidad, manifestar la riqueza y la identificación afectiva y efectiva con el Carisma.
Además, nuestro mandato misionero de Hospitalidad nos compromete a avanzar cada vez más audazmente en el proceso de revitalización, renovando el estilo y la configuración de nuestras comunidades, de modo que su proyecto de vida y su misión sean impulsados por el compromiso profético, que la Iglesia y el mundo esperan de nosotras. Una inculturación auténtica garantiza y alienta una genuina vida fraterna, alegre y gratificante.