👉 ¿Sabías que la interculturalidad no solo enriquece nuestras vidas, sino también nuestros proyectos de salud mental? 

Este mes queremos presentarles a  Alphonsine  Futi,  Hermana  Hospitalaria, médica y directora de nuestro Centro de Salud Mental Benito Menni en Duala, Camerún que nos cuenta cómo las diferentes culturas y perspectivas se entrelazan para brindar atención de calidad.

¿Puedes contarnos más sobre el Centro de Salud Mental Benito Menni en Duala, Camerún, y su misión?

Nuestras Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús se instalaron en la ciudad de Yaundé, donde abrimos el Centro de Salud Mental Benito Menni. Durante las consultas, se constató que había muchos pacientes que procedían de la ciudad de Douala y sus alrededores. De ahí la necesidad de abrir un centro similar en Douala.

En el año 2000, las Hermanas Hospitalarias iniciamos actividades en la ciudad de Douala en un pequeño local en el barrio llamado “grand moulin”. En aquel entonces, las Hermanas y colaboradoras recibían alrededor de diez pacientes por día. Luego, en 2002, el centro integró sus instalaciones en el distrito Ndogpassi III. Hoy en día, aproximadamente 152 pacientes son acogidos y tratados en nuestra estructura  San Benito Menni. 

El proyecto hospitalario realizado en Douala por nuestras Hermanas y todos los que colaboran en este proyecto es percibido como una gran ayuda caritativa por parte de toda la población, porque en un contexto de marginación, desvalorización y de cierta pobreza económica, la respuesta hospitalaria del Centro de Salud Mental Benito Menni es un signo profético de la presencia de Dios para la humanidad que sufre. 

Ofrecemos nuestra acogida para consultas neurológicas, psiquiátricas y determinadas patologías de medicina general, disponemos de un taller de ergoterapia para terapia ocupacional manual, un servicio de kinesis terapia y un pequeño laboratorio para exámenes de rutina. Realizamos el servicio de caridad entre nuestros hermanos y hermanas enfermos que deambulan por la calle y nos desplazamos a las afueras para atender a quienes por la distancia y otras razones económicas no pueden llegar hasta nosotros.

¿Cuál es el proyecto más emocionante o innovador en el que has estado trabajando recientemente en el centro de salud mental?

Hay que vivirlo para dejarse tocar y conmover, por la presencia de varios enfermos mentales, abandonados, desfigurados por la enfermedad, el hambre, aquellos que vagan semidesnudos por las calles de la ciudad de Douala. 

Inmediatamente, nos damos cuenta de que muchos enfermos mentales se encuentran en una situación de gran vulnerabilidad que suscita cada vez sentimientos de compasión, cercanía y atención. 

Ante este sufrimiento, damos respuesta a través del proyecto Rehabilitación de pacientes de la calle, que consiste en practicar el Evangelio de Jesús Buen Samaritano concretado en un servicio caritativo: visita, lavado, cuidado, alimentación y reintegración familiar de estos pobres enfermos, nuestros hermanos. El objetivo es devolver la dignidad a la persona que sufre. El proyecto de calle humaniza al herido y nos hace testigos de la misericordia de Dios.

¿Cómo ha impactado este proyecto en la comunidad local y en la vida de los pacientes?

La comunidad se siente madura en la experiencia del amor misericordioso de Dios por la humanidad que sufre. El servicio prestado a los enfermos mentales abandonados en la calle, a través del proyecto de rehabilitación, fortalece nuestra identidad como mujeres consagradas, apasionadas por el amor misericordioso de Dios simbolizado por su Sagrado Corazón. 

Este servicio a los enfermos nos hace testigos de esperanza en un mundo desgarrado por el sufrimiento físico y psicológico. Gracias a este proyecto de rehabilitación de pacientes de la calle, hacemos visible la experiencia del carisma y respondemos a la invitación de la Iglesia a salir hacia la periferia donde el Señor nos espera a través de los pobres.

Los primeros beneficiarios del proyecto son los pacientes a quienes el Señor nos envía. Como a ellos mismos les gusta decir una vez tratados y reintegrados: “Es una experiencia de muerte y resurrección. Por eso, ya no importamos a nadie, ni a la sociedad ni a nuestras familias. Gracias a Dios, estamos de pie”. 

Esto también tiene un impacto muy positivo en la población y familiares de los pacientes que, a través del servicio que brinda el proyecto, administra la atención adecuada y monitorea el tratamiento. 

La población, cuanto mejor descubre una visión científica de la enfermedad mental, la cultura se ve en cierto modo purificada, porque pasamos de una concepción de la enfermedad mental en términos de “mala suerte” y “brujería” a una concepción puramente científica.

¿Qué desafíos has enfrentado al implementar esta iniciativa en un entorno tan diverso como Duala, Camerún?

La diversidad étnica que se encuentra en Douala nos enfrenta a varias concepciones de la enfermedad mental, como el “aspecto místico” de la mala suerte como punto de inserción, la brujería, la magia, etc. En consecuencia, nos encontramos ante un gran desafío que es el de la estigmatización. Necesitamos cada día una gran concienciación a través de charlas educativas y a través del proyecto de rehabilitación y reinserción de pacientes de la calle con el que intentamos comprometernos decididamente.

¿Puedes compartir un ejemplo de un paciente cuya vida haya mejorado significativamente gracias a este proyecto?

El proyecto de rehabilitación de enfermos de la calle tiene un impacto positivo que evaluamos por el resultado del servicio prestado y por el logro de los distintos objetivos propuestos en el proyecto. 

Varios de nuestros hermanos enfermos mentales en la calle han visto mejorar su salud y se han trasladado de la calle a sus familias y continúan siendo monitoreados a través de consultas mensuales en el Centro de Salud Mental San Benito Menni. 

Entre ellos, está  “Alexie, el Emprendedor”, un esquizofrénico severo al que logramos tratar y reintegrar a su familia después de varios años en la calle, cerca de un edificio que creía poseer en su supuesta calidad de empresario. 

Al principio, el contacto no fue fácil. Luego, con el tiempo, creamos una cercanía con él, con amor, atención y tratamiento farmacológico. Volvió a la normalidad y luego procedimos con la reintegración familiar. A día de hoy, el estado de salud mental de nuestro hermano parece estable. Acude a la cita todos los meses acompañado de su familia para el seguimiento.

Sabemos que eres médica y Hermana Hospitalaria. ¿Cómo combinas tus conocimientos médicos con tu vocación religiosa en tu trabajo diario?

Mi primera identidad es la de hermana Hospitalaria del Sagrado Corazón de Jesús,de modo que el servicio que presto sólo puede ser una consecuencia lógica derivada de esta identidad Hospitalaria. 

La medicina como profesión vino simplemente a injertarse en mi identidad de hermana hospitalaria para abrir el horizonte del conocimiento científico en beneficio de mi prójimo que sufre, es decir, en beneficio de mis hermanos y hermanas enfermos, que son destinatarios de nuestra misión. 

El padre Menni nos decía: “La religión y la ciencia deben trabajar juntas, uniendo sus esfuerzos para el alivio de quienes sufren”. Dado que la atención a nuestros pacientes debe ser integral, yo, Alphonsine Futi, Hermana Hospitalaria del Sagrado Corazón de Jesús, concilio la gracia de Dios con los conocimientos científicos aprendidos en Medicina. 

Soy beneficiaria del curso de formación congregacional para ofrecer un servicio integral capaz de aliviar al Hombre en todas sus dimensiones.

​​¿Cómo ha influido la diversidad cultural en la forma en que abordan los desafíos y oportunidades en el Centro de Salud Mental Benito Menni en Duala, Camerún, y cómo ha enriquecido la atención de salud mental que proporcionan?

Con el tiempo, el Centro de Salud Mental San Benito Menni se ha posicionado como un centro de referencia en salud mental. Recibe un gran número de pacientes de varios rincones de Camerún, siendo este un país de gran diversidad a todos los niveles, cultural y lingüística. 

La persona enferma es un todo (bio-psico-social y cultural), y debemos cuidarla en su conjunto sin olvidar esa vertiente cultural que influye en nuestro cuidado. La diversidad lingüística nos sitúa ante el desafío del aprendizaje de dos lenguas nacionales, el francés y el inglés. Especialmente, ante la migración de los habitantes de la zona angloparlante del noreste y sureste de Camerún, donde reina la inseguridad política.

La diversidad étnica presenta varias concepciones de la enfermedad mental con una cosa en común: el aspecto místico de la enfermedad (Brujería, magia, etc.). Esta podría ser la causa de la estigmatización, que es uno de los principales desafíos que enfrenta la salud mental en Camerún. Ante este desafío, hacemos muchas charlas de sensibilización y educación sobre salud mental.

A menudo, es necesario buscar la curación en otro lugar, como en la Iglesia. Por eso, la sensibilización sigue siendo un trabajo importante cada día porque cambiar la mentalidad o purificar una cultura no es algo fácil.

¿Cuáles son los planes futuros para el Centro de Salud Mental Benito Menni y cómo esperas que continúe creciendo y ayudando a la comunidad?

Varios proyectos nos interesan, por ejemplo, la construcción de Betania para acoger a los pacientes de la calle antes de su reintegración familiar. Siempre nos resulta difícil pasar de la calle a la familia sin una estructura de acogida intermedia que facilite esta transición. Sin embargo, por temas financieros, el proyecto sigue suspendido.

Aún así, intentamos no rendirnos, seguimos llevando a cabo el proyecto de rehabilitación y reintegración de los pacientes. 

Quiero destacar que el proyecto de rehabilitación de nuestros hermanos enfermos de la calle lo llevan a cabo los laicos hospitalarios, otros colaboradores y Hermanas; lo cual da esperanza de continuidad y cuenta con el apoyo de la fundación Benito Menni.

¿Qué consejos o mensajes de esperanza tienes para las personas que enfrentan desafíos de salud mental en todo el mundo?

Un mensaje de esperanza.

A mis hermanos y hermanas que padecen enfermedades mentales, me compadezco del dolor de vuestro estado de salud. Sin embargo, me compadezco aún más cuando nuestras sociedades os tratan con menos dignidad. Es pesado el yugo de la enfermedad que lleváis, a lo que se suma la devaluación, el rechazo, la indignidad. 

Con todo, creed en nuestra cercanía, nuestras oraciones y nuestra disposición para brindarte un poco de ánimo a través de una atención integral. Nunca experimentes tu sufrimiento en soledad, habla de ello con quienes te rodean y pide ayuda. Acude a los centros de salud lo más rápido posible.

Por otro lado, quiero dar gracias a todos los que sirven y acompañan a sus hermanos, amigos y seres queridos enfermos mentales. En particular, a los familiares de los enfermos, a los proveedores de salud mental y a mis Hermanas Hospitalarias. 

Gracias por la difícil tarea que os corresponde. Cumplidla con alegría y dedicación. Gracias por no rendirse a pesar de las dificultades encontradas. La enfermedad mental no es inevitable. Intentemos desmitificar las enfermedades mentales en nuestras sociedades para crecer en una comprensión más científica, pero, también y sobre todo, en la proximidad del hombre que sufre: este Hombre creado a imagen y semejanza de Dios que necesita de nosotros y de nuestra ayuda.

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