“Ve a Jesús de pie, pero no sabía que era Jesús.”
María lo vio pero no lo reconoció.
La resurrección nos invita a descubrir la realidad con una nueva mirada. Desde ella y en
apariencias inesperadas podemos encontrar al Resucitado.
Quizá en las personas con las que vivimos, en quienes atendemos en nuestros centros, en
aquellos que consideramos nuestros enemigos, en los más débiles, sin duda.
Aprender a ver la vida del resucitado presente en tantos pequeños acontecimientos y
personas. En formas que no reconocemos como “pascuales” pero que pueden ser fermento de
renovación, de cambio, de esa conversión a la que estamos convocados.
La nueva vida no es evidente… debemos descubrirla, promoverla, hacerla visible.
“…dejemos que el Espíritu Santo nos haga contemplar la historia en la clave de Jesús resucitado.
De ese modo la Iglesia, en lugar de estancarse, podrá seguir adelante acogiendo las sorpresas del Señor.”
(Papa Fco., GE, 139)