El Hospital Beata María Ana recibe la Placa de Oro de la Comunidad de Madrid, en reconocimiento a su práctica asistencial de máxima calidad.
El pasado 12 de mayo, el presidente de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, entregó en la Real Casa de Correos las distinciones sanitarias 2014 a «la mejor y más brillante» representación del «altísimo nivel» de la Sanidad madrileña, un grupo de personas, instituciones y centros sanitarios de conocido prestigio.
El reconocimiento al Hospital Beata María Ana, de Hermanas Hospitalarias, se hace a «más de un siglo de práctica asistencial de la máxima calidad y compromiso, con gran humanidad y entrega a los pacientes de Madrid».
El Presidente de la Comunidad afirmó acerca de los galardonados: «Cada uno de ustedes por separado tiene una trayectoria profesional de reconocido prestigio y juntos suponen la mejor y más brillante representación del altísimo nivel que cuenta la investigación, docencia y actividad sanitaria con la que cuenta hoy Madrid”.
Igualmente, González comentó: «Ustedes son quienes prestigian nuestra sanidad y consiguen que en Madrid se preste una atención de extraordinaria calidad«, señalando que en Madrid se persigue «prestar la mejor atención sanitaria a los ciudadanos sumando esfuerzo de todos y aprovechando el talento de todos«.
Siendo un reconocimiento a toda una historia; que ha sido posible gracias al esfuerzo de todos, acompañaron a recoger el galardón a la Superiora Provincial, sor Mª Rosario Iranzo, la Superiora Local y Vicaria Provincial, sor Mª Angustias Casado, el Director Gerente, Jose Miguel Sanabria y tres colaboradoras con un largo recorrido en nuestro centro, Mª Coral Martín, Mª Fe Arias y Rosa García Lobato, que representaron a todo el equipo humano del Hospital.
Este feliz acontecimiento se suma al júbilo de toda la familia hospitalaria que, durante este año celebra el centenario de la muerte de san Benito Menni, Fundador de la Congregación las Hermanas Hospitalarias, quien supo acoger y encarnar el amor samaritano de Dios y hacerlo presente en la vida de muchas personas marcadas por la enfermedad, el sufrimiento y la pobreza. El ejemplo de su vida nos ilumina y estimula a seguir por los caminos de la acogida y de la hospitalidad con “Un corazón sin fronteras”.