La Congregación de Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús se une en oración a Su Santidad, acogiendo la decisión de renunciar al ministerio de Pastor de la Iglesia universal que le fue confiado, por los cardenales, en el conclave del año 2005.
Agradecemos su servicio a la Iglesia de Jesús y la dedicación que siempre ha demostrado en favor de todas las comunidades cristianas, de forma especial las más perseguidas; todos los esfuerzos realizados con el fin de proteger y defender la vida humana, construir caminos de solidaridad, justicia, reconciliación y paz; y, sobre todo, la capacidad de desafiarnos a vivir con coherencia nuestra fe en Jesús, nuestro compromiso cristiano y la vocación de personas totalmente consagradas al Señor en el servicio del Reino de Dios.
Agradecemos también su testimonio de coherencia humana y evangélica y la capacidad de reconocer la vulnerabilidad tan propia de la vida humana. El deseo que manifestó de “continuar sirviendo a la Iglesia, a través de una vida dedicada a la plegaria” alienta el camino de aquellos que, peregrinos del evangelio, queremos continuar viviendo con fidelidad la fe en la persona de Jesús de Nazaret, Hijo del Padre y Salvador de la humanidad, y así colaborar en la nueva evangelización.
Nuestra Congregación se une de forma especial a vuestra Santidad, reafirmando el deseo de vivir fielmente nuestra vocación hospitalaria, que se hace samaritana, al servicio de las personas con enfermedad mental o sufrimiento psíquico.
Con vuestra Santidad, “confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice”.
Reciba nuestro profundo reconocimiento y el filial recuerdo en nombre de todas las hermanas, colaboradores y enfermos.
Anabela Carneiro. Superiora General