El día del nacimiento de Jesús, para el que tanto nos hemos estado preparando durante todo el tiempo de Adviento, ha llegado.
Las profecías del Antiguo Testamente se han hecho realidad y Jesús, el Verbo, se ha hecho carne y habitó entre nosotros.
El Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Lo que para el Antiguo testamento era una profecía, una victoria anunciada, en el Nuevo testamento se vuelve una realidad, porque Dios nos ha hablado por medio de su Hijo, como lo dice San Pablo, el Verbo que se hizo Carne y habitó entre nosotros, como lo atestigua el Evangelio de San Juan.
En Cristo las promesas se vuelven vivas y, con la liturgia de la NAVIDAD, comprendemos que la Palabra de Dios no es una doctrina, sino una persona: Cristo Jesús.