El próximo domingo es el último del Tiempo Ordinario, en su primera parte, que retomaremos después de la fiesta de Pentecostés, al final de mayo. Estamos ya a las puertas de la Cuaresma y tenemos que disponernos para vivir aún con más intensidad nuestra vida cristiana: en la oración y en los sacramentos, en la participación en la comunidad y en el compromiso solidario.
Jesús que reconoce las reacciones del corazón humano ante la violencia, nos dice que no basta con no pasarse devolviendo el mal que hemos recibido; el discípulo no tiene razón para la violencia. Y, todavía nos lo pone en poco más difícil, no se trata de amar al hermano, nos propone amar a los enemigos. Esta es la novedad. Lo demás es hacer lo que todo el mundo hace y el discípulo tendrá que ser diferente, como lo fue Jesús entre los suyos.