Acabamos de salir de las fiestas navideñas y entramos en el Tiempo Ordinario, la vida «normal» también en el ámbito cristiano.
Las lecturas de este domingo podrían resumirse en dos palabras: llamada y seguimiento. Dios llama a Samuel y Jesús a sus discípulos. En ambos casos aparece un personaje que indica la identidad del que llama: Elí sabe que se trata de Dios y Juan Bautista indica quién es Jesús. El salmo y Pablo dan pistas de por dónde ha de ir la respuesta a esa llamada: el ofrecimiento de la propia vida. Cada año en este segundo domingo escuchamos el evangelio de Juan en unas páginas que vienen a ser como una prolongación de las «manifestaciones» del tiempo de Navidad y Epifanía.