Las “Josefinas” de 2014 nos relatan su experiencia, de preparación a la Profesión Perpetua, vivida en España desde el pasado mes de febrero.
Todo comienza en Ciempozuelos
Con mucha ilusión y más despiertas para los desafíos que tenemos hoy, iniciamos el pasado 7 de febrero, en Ciempozuelos, la segunda etapa de formación a la Profesión perpetua (Josefinato). En un día de retiro nos abrimos a ”Sentir de nuevo la llamada de Jesús, confirmadas en el amor”.
Formamos un grupo de nueve hermanas de diferentes continentes: Asia, América Latina y África. Nos acompaña como formadora sor Margarida Silva y tres hermanas: Cristina Hernández, Remedios Sanmartín e Isabel Santamaría. Nuestras jornadas están repartidas en cuatro tiempos: la oración (personal y comunitaria), la formación, la misión apostólica en el centro y el tiempo de vivencia en comunidad. Terminamos cada día con una síntesis personal.
Relectura de la historia vocacional
En un primer tiempo hemos hecho una relectura de la historia vocacional que nos ha permitido una mayor confianza y confirmación de nuestra vocación, reconociendo el paso de Dios por nuestra vida. Después hemos evocado la historia vocacional de nuestros fundadores, sorprendiéndonos ver cómo amaban y cuidaban su vocación.
Muchas hermanas, sacerdotes y laicos han pasado durante esta etapa de preparación, ayudándonos a tomar mayor conciencia de nuestro ser de consagradas en la Iglesia y en la congregación. Los retiros mensuales, el acompañamiento con la formadora y el ambiente de la vida comunitaria nos ayudan en este camino. También, valoramos los encuentros con las hermanas mayores que son testimonio de fidelidad a la vocación y nos transmiten esperanza para seguir adelante en nuestra respuesta a Cristo.
Experiencia de misión hospitalaria
Después de cuatro meses de formación, nos hemos dispersado para vivir, durante un mes, una experiencia de fraternidad y misión en distintas casas de España. Al final, nos hemos dado cuenta que ha sido un tiempo de gracia, de contacto profundo con la persona que sufre, un tiempo de fraternidad con las comunidades que nos han acogido. Un tiempo corto pero de abundante fruto.
Tras los pasos de nuestros Fundadores en Granada
A nuestro regreso a Ciempozuelos nos encontramos con dos compañeras más llegadas de Vietnam, con las que formamos un grupo de once Josefinas.
Todas juntas nos desplazamos a Granada, donde hemos peregrinado a los lugares significativos de nuestra historia, la tierra donde están nuestras raíces hospitalarias. Entre las muchas experiencias emocionantes vividas destacamos la subida al Sacromonte, que nos movió y sensibilizó al poder tocar el suelo que tejió la fe de nuestras Fundadoras y su entrega a la hospitalidad.
Nuestro agradecimiento a las personas que han hecho posible esta experiencia, especialmente a sor Concepción Ochotorena que nos ha acompañado, nos ha guiado y ha iluminado los pasos de nuestra historia congregacional. A partir de ahora, cuando hablemos de la historia de la hospitalidad, volveremos a Granada para vivir los mismos sentimientos de nuestras fundadoras.
Un mes de ejercicios espirituales
Entre los meses de junio y julio nos desplazamos a nuestra casa de Palencia (centro de formación) para hacer los ejercicios espirituales. Al finalizar esta experiencia podemos afirmar que los ejercicios han sido para nosotras una verdadera escuela de oración, de discernimiento y revisión de vida. Hemos caminado con Jesús en diálogo de amor, con Jesús que vive con nosotros, especialmente en las personas más vulnerables, con Jesús que nos cambia la mirada para reconocer que su amor es más grande que nuestras limitaciones.
En esta etapa final esperamos con ilusión el encuentro son nuestra Superiora general, Anabela Carneiro y con Asunción Riopedre, Vicaria general.
El día 2 de agosto, fecha muy significativa para nuestra Congregación por ser el aniversario de nuestra Cofundadora, María Angustias Giménez, finaliza esta experiencia.Terminamos confiando a Nuestra Madre este SI que pronto vamos a pronunciar, para que sea una respuesta plena, libre y fiel al a Jesús, un Jesús que nos envía a hacer visible su amor entre las personas más vulnerables.
¡Gracias de corazón!
Hermanas Josefinas de 2014