En Hermanas Hospitalarias nos unimos al llamamiento de la ONU, por el día internacional de lucha contra la pobreza y la exclusión social, que celebramos el 17 de octubre, para construir juntos hacia adelante: poner fin a la pobreza persistente, respetar a todas las personas y a nuestro planeta.
«Construir juntos hacia adelante» significa transformar nuestra relación con la naturaleza, desmantelar las estructuras de discriminación que perjudican a las personas en situación de pobreza y construir sobre el marco moral y legal de los derechos humanos que coloca la dignidad humana en el centro de la política y la acción”. (International Day for the Eradication of Poverty | United Nations)
En un mundo caracterizado por un nivel sin precedentes de desarrollo económico, medios tecnológicos y recursos financieros, es un escándalo moral que millones de personas vivan en la extrema pobreza. Por ese motivo, debemos dejar de pensar que este problema es exclusivamente una falta de ingresos. Se trata de un fenómeno multidimensional que comprende, además, la falta de las capacidades básicas para vivir con dignidad, en la actualidad 1.300 millones de personas viven en la pobreza (ONU, 2020).
Construir juntos hacia adelante.
A nivel mundial, el número de personas que viven en situación de extrema pobreza disminuyó desde un 36 % en 1990 hasta un 10 % en 2015. No obstante, el ritmo al que se produce este cambio está disminuyendo, y la crisis de la COVID-19 pone en riesgo décadas de progreso en la lucha contra la pobreza. (Agenda 2030)
En la encíclica papal FratelliTutti, a través de la Fraternidad y la Amistad Social, se nos transmite la última y mejor formulación del ideal de la justicia social y de la preocupación cristiana por los pobres, al afirmar que el amor y la atención son leyes preeminentes y modelos para lograr la amistad y la justicia social. La opción por los pobres se ha convertido, por tanto, en la opción para superar con los pobres el principal obstáculo a la justicia social, que son las innumerables desigualdades económicas y políticas.
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible fija la erradicación de la miseria como el objetivo fundamental y obliga a todos los países a eliminarla, mediante estrategias que garanticen el ejercicio de todos los derechos humanos y aseguren que no se deja a nadie atrás.
Aunque no se menciona explícitamente en el ODS 3, la salud mental es relevante para muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Una de las principales razones de esta relevancia tiene que ver con la estrecha relación entre enfermedad mental y pobreza. Es una relación circular que se perpetúa a sí misma. Los niveles más bajos de ingresos, educación, vivienda y apoyo social aumentan el riesgo de padecer una enfermedad mental. Pero, al mismo tiempo, la aparición de una enfermedad mental conduce a una cascada de eventos que terminan agravando la pobreza y otras variables socioeconómicas asociadas a ella (Caldas de Almeida, 2020).
Misión Hospitalaria, con preferencia por los más necesitados.
La Congregación de las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús desarrolla su misión preferentemente a favor de las personas que experimentan enfermedad mental y personas con discapacidad, con especial atención a los más pobres. La universalidad de nuestro trabajo, así como las necesidades y urgencias de cada momento y lugar, son parte importante de nuestro desempeño. El servicio hospitalario, abierto y dinámico, configurado desde una visión y prácticas inclusivas, reintegradoras y promotoras de vida, constituye una fuerza de transformación social sin fronteras en favor de una humanidad más sana y fraterna. Con el fin de promover la misión hospitalaria en los países más necesitados, se desarrolla un servicio de Cooperación al Desarrollo internacional que favorece la solidaridad y la transformación social en estos países.