La Unión Internacional de Superioras Generales (UISG), las religiosas de América Latina (Clar) y las mujeres consagradas de los Estados Unidos (LCWR) han organizado para hoy jueves, 23 de julio de 15.00h a 16.30h (hora de Roma, Italia), un momento de oración mundial, on line, bajo el título “no puedo respirar”, por los más afectados por la pandemia del COVID-19.

A través de este enlace, de la plataforma Zoom, https://us02web.zoom.us/j/89788103343, todos, pero ante todo los religiosos y religiosas de todo el mundo, están invitados a rezar juntos, guardar silencio y escuchar tres testimonios procedentes de América Latina, Estados Unidos y la India, unas de las zonas del mundo más afectadas, a día de hoy, por la pandemia del Covid-19. «Escuchar los susurros de los pobres que sufren» es la invitación de los organizadores.

Entrevista a sor Anabela Carneiro

Nuestra Superiora general y miembro del Consejo Directivo de la UISG, sor Anabela Carneiro, comenta en una entrevista concedida a Vatican News la finalidad, y su sentir, ante esta iniciativa de oración conjunta.

“Es una iniciativa en comunión con todas las demás acciones que se han llevado a cabo y que todavía hoy se realizan en la Iglesia, y en el mundo entero, con el objetivo de pedir ayuda para las personas que sufren como consecuencia de esta pandemia. En particular, hemos propuesto unirnos a los Estados Unidos y los países de América Latina, que actualmente sufren las consecuencias de esta pandemia con tanta fuerza”

Las Hermanas Hospitalarias estáis en contacto con personas enfermas todos los días, especialmente con enfermedad mental o discapacidad. ¿Cómo están experimentando esta pandemia?

«Es sorprendente cómo nuestros usuarios están experimentando este momento. Yo resaltaría la diferencia entre aquellos que han sido afectados, porque incluso en algunas de nuestras estructuras hemos tenido pacientes con Covid-19, y aquellos que deben obedecer las medidas de confinamiento, distancia social, no poder saludarse, usar una mascarilla… todas estas medidas preventivas».

«Es una gran sorpresa porque incluso en su debilidad, vulnerabilidad, discapacidad o enfermedad, pueden entender que hay algo diferente en lo que es nuestra relación normal, nuestro comportamiento diario. De las cosas que más sorprenden, en un sentido positivo, es su comprensión ante la actual situación, que por un lado podríamos pensar que no entienden. Pero hay algunas situaciones extraordinarias que la naturaleza humana realmente comprende, y este es el momento de vulnerabilidad, que todos experimentamos, enfermos o no, todos entendemos y nos sentimos unidos».

En esta oración, ¿a quién recordarás en particular?
«Recordaré especialmente a una hermana portuguesa, sor Lidia Gonclaves, ya mayor, que no estaba directamente al servicio de los enfermos, debido a su edad y también por problemas de salud, pero fue una de las primeras en perder la vida debido a esta pandemia. Desde su fallecimiento, descubrimos que había más casos en una de nuestras estructuras lo que nos dio la voz de alarma para identificarlos y ayudarlos. Realmente era una hermana que ofreció su vida, no solo en los países en los que estuvo presente, sino en todo el mundo, ya que tenía responsabilidades a nivel congregacional. Fue un verdadero testigo de la compasión de Dios por los más frágiles y vulnerables».

«También recordaré a un médico, el Dr. Aurelio Capilla, que trabajó con nosotras en uno de nuestros centros en España y se contagió realizando su servicio hospitalario, finalmente falleció después de casi dos meses de lucha».

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