Comienza la segunda parte del encuentro de formadoras, organizado y animado por María Asunción Riopedre, Vicaria General y responsable de la formación.
Día 13 de Abril de 2015
Sor Anabela Carneiro, Superiora general nos dirigió el mensaje de apertura, en el que recogía las ideas importantes del Congreso Internacional de los formadores, leído a luz de nuestro Plan General de formación y el documento del XX capitulo General.
Nos invitó a mirar la realidad formativa de la Congregación con sus alegrías y dificultades, nos recordó el horizonte formativo: la identidad hospitalaria.
La hermana hospitalaria que tenemos que formar ha de ser:
- Una mujer apasionada por Cristo…
- Una hermana generadora de comunión…
- Una hospitalaria compasiva con la humanidad…
Seguidamente se escucharon las resonancias que el discurso suscitó en cada una de las presentes.
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Al final de la mañana, volvemos a recoger todo lo vivido en el Congreso de Formadores, con una dinámica sencilla, partiendo de la valoración general del mismo, donde pudimos escuchar unas y otras todo lo positiva y la actualidad del mismo, a la vez que experimentamos una gran sintonía con el sentir de la Iglesia, las demás Congregaciones y la Nuestra. Después pasamos a los contenidos del Congreso y nos enriquecemos mutuamente en el compartir de lo que cada una ha podido aportar como ideas importantes.
También compartimos la experiencia personal, lo que fue muy iluminador, salieron muchos desafíos en los cuales coincidimos: La formación de los formadores como una urgencia, el cuidar la fraternidad, el discernimiento, la selección de los candidatos y la toma de decisiones, el testimonio y la coherencia de vida, la centralidad en Cristo, la pasión por El y por la humanidad doliente…
Concluimos el día con la consciencia de que tenemos la coherencia es muy importante en nuestra ser y hacer de formadoras, sabiendo que somos débiles, pero cada día podemos dar un paso más.
Realizar el ministerio de la formación es una tarea fuerte, pero también es don, porque el Señor mismo va trabajando en nosotras y con nosotras.
Concluye sor Anabela invitándonos a retomar en serio nuestro compromiso de formadoras en la Congragación.
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