El Día de los Derechos Humanos se celebra cada 10 de diciembre, día en que, en 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH). Declaración fue el primer documento legal en establecer la protección universal de los derechos humanos fundamentales.
Desde entonces, se han producido grandes avances en relación al reconocimiento y cumplimiento de estos derechos; pero, sin embargo, en los últimos tiempos estamos asistiendo a importantes retrocesos en esta materia, intensificados por la pandemia de la Covid-19.
Como manifiestan desde la Organización de Naciones Unidas, la pandemia de la Covid-19 ha situado al mundo ante una importante encrucijada: o bien optamos por la vía de la acción colectiva y atendemos de forma específica a las desigualdades que se han extendido por todo el planeta, o seguimos por la vía de las injusticias arraigadas y las desigualdades generalizadas.
Es imprescindible trabajar por el cumplimiento de los derechos humanos para todas las personas, independientemente de su condición (raza, religión, sexo, país de origen, edad o ideas políticas, entre otras). Las sociedades que lo hacen son sociedades más resilientes y sostenibles, están mejor capacitadas para hacer frente a crisis inesperadas, ya sean en forma de pandemia, o de cambio climático.
Iglesia y derechos humanos
También en la Iglesia, desde el Papa Juan XXIII en la década de 1960, con su encíclica “Pacem in Terris”, los derechos humanos han tenido una importancia central en la enseñanza y la práctica social católica.
En ese sentido, el Papa Francisco insiste en la importancia de garantizar los derechos humanos destacando que lamentablemente “muchas veces los derechos humanos fundamentales no son iguales para todos. Hay gente de primera, de segunda, de tercera y de descarte”. Además, ha afirmado que estos derechos deben ser iguales para todos porque “cada ser humano tiene derecho a desarrollarse integralmente, y ese derecho básico no puede ser negado por ningún país”. Cuando se violan los derechos fundamentales, cuando se da prioridad a unos derechos sobre otros, o cuando sólo se conceden a determinados grupos, se producen graves injusticias, que a su vez alimentan los conflictos dentro de las naciones y entre ellas.
«Cada uno está llamado a contribuir con coraje y determinación, en la especificidad de su papel, a respetar los derechos fundamentales de cada persona, especialmente de las «invisibles»: de los muchos que tienen hambre y sed, que están desnudos, enfermos, son extranjeros o están detenidos. (cfrMt25.35-36), que viven en los márgenes de la sociedad o son descartados«, ha manifestado el Papa.
Desde la Congregación de Hermanas Hospitalarias, dedicada desde hace 140 años a atender a las personas más excluidas y vulnerables; personas con enfermedad mental y diversidad funcional, entre otras, reivindicamos la importancia de este día. No solo en modo conmemorativo, sino como una llamada a la acción para trabajar en favor de aquellas personas más golpeadas por la desigualdad; con el objetivo de garantizar el respeto de sus derechos fundamentales, y así construir una sociedad justa, próspera y en paz, que nos incluya a todos.