El 2 de febrero, fiesta de la Presentación del Señor en el Templo de Jerusalén, celebramos la clausura del Año de la Vida Consagrada con profunda gratitud a Dios por todo lo acontecido.
Al comienzo de este año litúrgico Anabela Carneiro, Superiora general, invitaba a cada hermana, a las diferentes comunidades y a toda la Congregación a “redescubrir nuestra condición de mujeres consagradas para la hospitalidad y vivir nuestra vocación con gratitud, con esperanza y con pasión”.
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Durante este tiempo hemos puesto en relieve el valor de la vida consagrada hospitalaria a través del testimonio de nuestras propias hermanas, de las que ya han fallecido y de las que aún viven el seguimiento de Jesús en la hospitalidad.
Una de estas hermanas es María del Carmen Reol Moro, cuyo testimonio de vida hospitalaria conocimos en enero de 2015. Poco más de un año después, clausuramos el Año de la Vida Consagrada con el relato de una experiencia vivida por esta misma hermana, durante su estancia en Colombia como misionera. Experiencia que marcó su camino como mujer consagrada para la hospitalidad.
Leer experiencia de María del Carmen Reol Moro en Medellín, Colombia
Material para la oración
Aprovechando esta ocasión tan especial, ponemos a tu disposición algunos materiales para la oración elaborados por las “Josefinas 2015 – 2016”, que se encuentran actualmente en nuestra Casa Madre de Ciempozuelos.