“Imploro que cesen los ataques armados, para que prevalezcan las negociaciones — y prevalezca el sentido común — y para que se vuelva a respetar el derecho internacional” (Papa Francisco)

Mensaje a toda la COMUNIDAD HOSPITALARIA

Me acerco a todos vosotros, personas enfermas, colaboradores, familiares, voluntarios, bienhechores, amigos y hermanas, con un saludo de Paz.

En este tiempo en que nuestra humanidad sufre por tantas guerras en varios lugares del mundo y, de forma especial por la crisis humanitaria provocada por la guerra entre Rusia y Ucrania, quiero invitar a que todos nos unamos a las diferentes iniciativas que se están realizando, dentro y fuera de nuestra Institución, en favor del más de un millón de refugiados que han tenido que huir de la guerra.

En concreto, la Congregación, desde el Servicio de Solidaridad y Cooperación Internacional, a través de la Fundación Benito Menni, estamos promoviendo una campaña para ayudar a este pueblo y, en concreto, queremos colaborar con la Orden Hospitalaria de S. Juan de Dios, que a través de sus comunidades en Ucrania y Polonia están ayudando a la multitud de refugiados que abandonan diariamente su país.

Todos, desde los Centros o dispositivos asistenciales o desde nuestras comunidades, podemos colaborar en esta o en otras campañas; pero os invito a colaborar y solidarizarse con esta iniciativa, enviando vuestras donaciones a la siguiente cuenta de la Fundación Benito Menni: ES41 0049 5217 6927 1607 6461.

La ayuda se orientará, sobre todo, a ofrecer a los refugiados atención socio-sanitaria y bienes de primera necesidad.

Unámonos también en oración por la paz, a fin de que el Señor convierta nuestros corazones y el de los gobernantes de las naciones más directamente implicadas, para que la verdadera reconciliación se alcance de manera proactiva, «formando una nueva sociedad basada en el servicio a los demás, más que en el deseo de dominar; una sociedad basada en compartir con otros lo que uno posee, más que en la lucha egoísta de cada uno por la mayor riqueza posible; una sociedad en la que el valor de estar juntos como seres humanos es definitivamente más importante que cualquier grupo menor, sea este la familia, la nación, la raza o la cultura» (cf. Fratelli Tutti, 229)

Que san Juan de Dios, a quien celebramos hoy, nos ayude a crecer en esa compasión que no pasa indiferente ante el dolor de los demás, ante el dolor de nuestros hermanos y hermanas de Ucrania. 

Confío en la generosidad de todos y os envío mi cordial saludo,

Anabela Carneiro, Superiora general

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