Jesús, en la conocida parábola del buen samaritano, que nos propone la Iglesia en el Evangelio del próximo domingo, nos habla a cada uno de nosotros y nos va a decir muy claro, cómo tienen que ser nuestra vida y nuestra relación con los demás.
La ley del Señor es el amor y está grabada en nuestro corazón. Que el Señor nos dé un corazón generoso y entregado, atento a las necesidades de los que nos rodean, lo que sin duda nos llevará a encontrar a Dios en nuestros hermanos. Que el encuentro con Jesús nos transforme y nos lleve a ser buenos samaritanos en medio de esta sociedad, en la que muchos pasan hambre y son privados de los derechos más elementales.