Nuestra Superiora general, Anabela Carneiro, envía un mensaje de Navidad: «A todos los que formáis la Comunidad Hospitalaria, ¡mi saludo de Alegría, Paz y Hospitalidad!»
Una vez más, la Navidad es la ocasión para acercarme a todos/as vosotros/as y compartir, desde la hospitalidad que nos une, algunas reflexiones sobre la “presencia de la misericordia hecha carne”, Jesús, luz de las naciones que disipa las tinieblas de todos los tiempos, tinieblas que en la actualidad se hacen sentir con particular intensidad.
Acompañan este mensaje algunas imágenes de refugiados, de distintas latitudes de nuestro planeta, quienes a causa de la violencia y la guerra, la persecución y las condiciones inhumanas de vida, tienen que abandonar su país, arriesgándose a perderlo todo, hasta la propia vida.
uytuy
Contemplar al “Niño Jesús en el pesebre”
También Jesús, el Dios hecho hombre, nace en el portal de Belén, porque “no tenían sitio para él en el alojamiento” (cf. Lc 2,7). El drama se repite continuamente en la historia humana y la celebración de la Navidad, que despierta en todos nosotros deseos y sentimientos de paz, alegría y prosperidad, nos lo recuerda de forma especial.
Por un lado, somos invitados a contemplar al “Niño Jesús en el pesebre”, como nos dice repetidamente S. Benito Menni, dejando que su pequeñez y humildad “hable a nuestro corazón”. Nos recuerda el Papa Francisco que, en la cuna, Dios lleva su humildad hasta el extremo, asumiendo nuestra fragilidad, nuestros sufrimientos, nuestras angustias, nuestros anhelos y nuestras limitaciones; Él nos mira con ojos llenos de afecto y se manifiesta enamorado de nuestra pequeñez.