Sor María Natividad Álvarez Villamañán, quien ha estado vinculada con el complejo Acamán, de Hermanas Hospitalarias en Tenerife (España), nos habla sobre el significado de la celebración de los 50 años de fundación de este centro, desde su experiencia.
Hola! me llamo María Natividad Álvarez Villamañán, soy Hermana Hospitalaria del Sagrado Corazón de Jesús, pertenezco a la Provincia Canónica de España. Actualmente pertenezco a la comunidad religiosa del Centre Psicopedagògic Nuestra Señora de Montserrat, en Caldes de Malavella (Girona), ocupo el cargo de Vicesuperiora de la comunidad y apoyo, por las mañanas, en la atención y cuidado de los residentes en una de las unidades del centro.
En el pasado estuve vinculada con nuestro centro ubicado en Tenerife, ya que en mayo del año 1970 fui destinada a la comunidad religiosa del Colegio ACAMÁN. Cuando llegué el centro estaba iniciando su andadura. Tenía unas 11 niñas en régimen de internado y algunas más en el de media pensión, no recuerdo cuántas, pero no eran muchas. La comunidad la formábamos cuatro hermanas. Además una señora se ocupaba de la cocina y una joven nos ayudaba en el cuidado de las niñas, de vez en cuando venia un médico y una trabajadora social, no había otro personal.
Mi tarea era de profesora en una de las aulas, pero también me ocupaba de otras necesidades de la casa, como el aseo personal de las alumnas residentes, la atención en el comedor y en las horas extraescolares, lavandería, administración… Las cuatro hermanas debíamos dar respuesta a las distintas necesidades del centro. El entorno social era humilde, de familias sencillas y con pocos recursos económicos; el centro acogía a niñas con discapacidad intelectual.
Desde el comienzo se tuvo clara la misión que las hermanas y el centro debíamos llevar a cabo: Ser testigos del amor, la acogida y la cercanía de Jesús a todos… a través del servicio, el respeto, la enseñanza y la rehabilitación de las niñas, así como la atención a sus familias, dando respuesta a una necesidad que existía en la isla.
Conforme ha ido pasando el tiempo, han ido surgiendo otras necesidades y, ante la petición de los padres, el Centro ACAMAN ha tratado de dar respuesta a ellas buscando siempre una mayor integración de las personas social y laboralmente. Así se incrementó el número de alumnas del colegio, posteriormente al ir haciéndose mayores se creó el Centro ocupacional, el Centro de Día, el Centro especial de empleo y últimamente se ha ampliado su actividad acogiendo a personas con Daño Cerebral y llevando un centro para personas con enfermedad mental y graves trastornos de conducta, en Régimen de Residencia y Centro de Día, ubicado en ARONA (Tenerife). Para dar respuesta a todo ello se ha creado, lo que actualmente es el Complejo ACAMÁN.
Mi estancia en el Colegio ACAMAN fue mi primer contacto con personas con capacidades reducidas. Al comunicarme mi destino a Tenerife sentí temor, pues nunca me había tocado atenderlas. Providencialmente, a los ocho días de mi llegada y al estar en contacto con las niñas, me sentí la mujer más feliz del mundo. Siempre pensé que alguien rezó de forma especial por mí. Hoy comprendo que fue el Señor el que me concedió todo aquello que necesitaba para atenderlas, cuidarlas y servirlas con inmenso cariño.
Durante mi larga vida hospitalaria he conservado este amor y predilección por estas personas. Tuve la suerte de especializarme, profesionalmente, en el mundo de la educación especial.
Un deseo para el futuro…
Mi deseo sigue siendo este mismo, que el centro continúe, que el carisma de la Hospitalidad siga dando sus frutos, que a través del amor y del servicio se siga haciendo presente el amor y la cercanía de Dios. Rehabilite e inserte a las personas con capacidades diferentes para que lleguen a desarrollar todo su potencial.
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